Si hay algo que es muy común en la industria del espectáculo es que se tiene un constante miedo por envejecer; muchas de las actrices, presentadoras, conductoras o mujeres que en su momento fueron consideradas como las femme-fatale de su época son orilladas a lucir siempre jóvenes, siempre bellas, perfectas a cada paso que dan. Incluso aquellas que rebasan las cinco décadas son vistas como "pieza de museo" si conservan una figura esbelta o tonificada a esta edad.
Existe un culto que orilla a las mujeres a considerar superiores a aquellas a las que lucen joviales enfrentándose a las cinco, seis o siete décadas. Pero de envejecer con gracia ni hablamos, hace apenas unos días Susana Zabaleta se hizo viral en TikTok después de subir un video en donde dejó al descubierto un par de naturales arrugas en el contorno de sus ojos y la frente.
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Ella no pudo hacer más que responder "a mi edad y me sigo viendo buenísima". Y es que Zabaleta es partidaria de dejar que su cuerpo siga el proceso natural de envejecer sin tener que recurrir desesperadamente al bisturí o a tratamientos de belleza que dejan los rostros sin expresión y con una huella que hace que todas las mujeres se parezcan entre sí.
Este "repelús" que la televisión tiene hacia las personas de la tercera edad es más que evidente, pues si así se comporta el público con una mujer que está por llegar al sexto piso... ¿Cómo entonces puede ser que acepten a una mujer de más de 60 o 70 años a cuadro en los programas más importantes de las televisoras?
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A pesar de que personajes como Lolita Ayala o Talina Fernández en su tiempo fueron íconos, con el paso del tiempo fueron desplazadas. La periodista y presentadora incluso enfrentó una polémica relacionada con supuestos problemas de memoria, mismos que la habrían llevado a tener que abandonar su noticiario; aunque ella misma lo negó, es una teoría que aún ronda entre los pasillos y en los anales de la televisión mexicana.
Mientras que Fernández tuvo que recurrir a amigos de la industria y conocidos para que le dieran de nueva cuenta una oportunidad laboral a sus setenta y tantos años, pues ella aseguró que aún tenía mucho qué ofrecer a los televidentes, Fue así como Imagen Televisión le dio la oportunidad de aparecer en su matutino después de una prolongada ausencia en las pantallas.
La vejez no tiene lugar en las producciones de televisión
Haciendo un recuento, son en realidad muy pocos los contenidos en la televisión que le dan oportunidad a personajes de la tercera edad, y en muchas ocasiones, cuando eso ocurre, se les da un papel casi invisible. Hasta el pasado mes de septiembre de 2021, Anel Noreña aún tenía una sección en HOY donde se dirigía al público de esta edad; aunque desde ese mes, ya no ha vuelto al foro.
Otro ejemplo tangible es el de Lyn May, la vedette fue invitada a participar en el reality show de Venga la Alegría, Todos a cantar, y sin embargo, lejos de dignificar su edad, permitieron que se dieran situaciones polémicas en las que en más de una ocasión fue víctima del ridículo. En este punto de su carrera, la "bella de noche" no ha encontrado mejor forma de seguir vigente que dando declaraciones erráticas o problemáticas en las que lo mismo le dice "sin talento a Belinda" que lo mismo asegura que "estaba enamorada de El Chapo".
Es quizá esta razón por la que desde muy jóvenes, y a toda costa, las actrices o integrantes de la farándula deciden adelantarse al paso del tiempo y comienzan a transformarse radicalmente con inyecciones, cirugías, tratamientos nuevos y cremas de cuánta sustancia nueva se comercialice.
Mucho se liga a las capacidades motrices de las personas con su habilidad para permanecer a cuadro, pero es evidente que el cuerpo nunca va a ser el mismo que cuando se tenían veintipocos o treinta y tantos. Y sin embargo, es fundamental que se piense en la vejez como un momento digno, como una experiencia de sabiduría y no como un momento penoso o triste. Porque como decía la mamá del popular presentador Marco Antonio Regil: "Estoy viejita, pero no tontita...".