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OPINIÓN
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El presidente Andrés Manuel López Obrador, al iniciar su conferencia de ayer, dijo: “Primero, expresar nuestra satisfacción, nuestra alegría. Es inocultable por el triunfo de Gabriel Boric en Chile. Ya lo felicité en la mañana (…) me dio mucho gusto. Felicito al pueblo de Chile. Abrazo al pueblo hermano de Chile. Han dado un ejemplo para la América Latina y para el mundo. Es un triunfo de la democracia en Chile, en América Latina, el Caribe, en el mundo”.
AMLO felicitó al ganador de la elección presidencial chilena a pesar de que éste no ha sido reconocido aún como tal por el Tribunal Calificador de Elecciones que, de acuerdo con el Artículo 27 de la constitución de Chile, tiene 30 días para calificar la elección. Concluido ese plazo o antes el Tribunal “comunicará de inmediato al Presidente del Senado la proclamación de Presidente electo que haya efectuado”.
Su reacción, ayer y en otras ocasiones después del triunfo de un candidato presidencial de izquierda en algún país latinoamericano, fue similar.
En octubre de 2019 felicitó por la vía telefónica al argentino Alberto Fernández y al boliviano Evo Morales. Al primero le habló un día después de su triunfo, cuando aún no habían concluido los plazos legales de su elección y al segundo, unos días después de un proceso electoral que fue calificado como un cochinero por observadores internacionales y la Organización de Estados Americanos.
Fue más prudente cuando ganó el peruano Pedro Castillo porque esperó a que las autoridades electorales reconocieran su victoria el 19 de julio pasado, casi mes y medio después de que ganara la elección presidencial.
Tratándose de las elecciones chilenas, argentinas y bolivianas, AMLO fue imprudente, actuó a la ligera y no respetó la autodeterminación de los pueblos ni el derecho ajeno. Tampoco esperó a que legalmente se resolvieran esos procesos electorales.
Las palabras que aparecen en el párrafo anterior denotan una conducta que el mismo presidente de México condenó el 7 de noviembre del año pasado al explicar por qué no había felicitado a Joe Biden, el ganador de la elección presidencial estadounidense realizada el día anterior.
Recordemos sus palabras: “…vamos nosotros a esperar que se terminen de resolver todos los asuntos legales. No queremos ser imprudentes, no queremos actuar a la ligera y queremos ser respetuosos de la autodeterminación de los pueblos y respetuosos del derecho ajeno (…) queremos esperar a que legalmente se resuelva el asunto de la elección (…) Solo que yo no puedo decir: ‘felicito a un candidato’, ‘felicito al otro’ porque quiero esperar a que termine el proceso electoral (…) terminan sus procesos, se resuelve quién triunfó y en ese momento nosotros damos a conocer nuestro reconocimiento”.
38 días más tarde, el 15 de diciembre, después de que fracasara el golpe de Estado legislativo que su amigo Donald Trump intentó dar, a AMLO no le quedó otra que reconocer el triunfo de Biden y dijo: “una vez que terminó la sesión del Consejo Electoral en Estados Unidos y hubo una resolución que tomaron en favor del señor Biden (…) por la noche envié una carta al señor Biden, presidente electo…”.
Murió ayer Luis Alberto Healy, presidente de la empresa periodística Grupo Healy de Hermosillo. Era un tipazo lleno de energía, planes e ideas innovadoras. Se le extrañará mucho. Mi cariño y solidaridad para su mamá, doña Silvia Loera, sus hermanos y hermanas.
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