Una de las piezas más emblemáticas del Museo Nacional de Antropología (MNA) fue robada junto con otras 140 piezas la noche del 24 de diciembre de 1985 y posteriormente fue recuperada por el expresidente Carlos Salinas de Gortari, se trata del mono de obsidiana.
Según la información proporcionada por al Museo Nacional, el vaso llegó a sus manos a través del doctor Rafael Lucio, un médico y coleccionista de arte que lo adquirió en 1869.
En ese sentido, se cuenta que el doctor recibió la pieza como pago por una visita domiciliaria a un paciente, quien a su vez la obtuvo a cambio de un borrego y por parte de un campesino que la encontró cerca de los terrenos de una hacienda en Texcoco.
Tras recibir la pieza, el médico la vendió al museo por sólo 600 pesos mexicanos, de acuerdo con el registro que hay en dos recibos fechados, uno en 1876 y otro en 1877.
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Así fue como la vasija de 15 centímetros llegó a la sala de arte. Sin embargo, para la Navidad de 1982 fue extraída junto con otras 140 piezas arqueológicas en lo que fue catalogado en su momento como "el robo del siglo".
El escándalo a nivel mundial sobresaltó y paralizó a los ladrones, quienes guardaron las piezas y esperaron. Las investigaciones se prolongaron durante años e incluso se decía que había sido obra de una banda profesional que se dedicaba al robo de arte.
Sin embargo, al pasar cuatro años, las autoridades mexicanas descubrieron que no habían sido profesionales sino dos jóvenes de clase media llamados Carlos Perches y Ramón Sardina, de 25 y 26 años respectivamente.
Para 1989, con la captura de Carlos Perches se recuperaron las piezas mientras Carlos Salinas fungía como mandatario de la República Mexicana, según el historiador Enrique Ortíz.
¿Qué tiene de especial el mono de obsidiana?
El espléndido vaso conocido como “monito de obsidiana” es considerada una obra maestra del arte prehispánico por la calidad de su talla y acabado.
El MNA indica que gracias a estudios tecnológicos recientes, como la microscopía electrónica de barrido y la arqueología experimental, se sabe que el vaso fue elaborado en obsidiana dorada de la Sierra de las Navajas, Hidalgo.
Además, estudios comparativos demostraron que en su manufactura se usaron diversos materiales líticos y abrasivos similares a los de otros objetos prehispánicos detectados en la Cuenca de México.
"Basados en los resultados que comparte con piezas de otros sitios del Acolhuacan, y en que carece de huellas de instrumentos eléctricos o metálicos modernos, se puede decir que se trata de una pieza prehispánica.", indica el Museo Nacional de Antropología.
Así, el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) detalla que el monito de obsidiana que había sido robado y recuperado por Salinas, fue elaborado con técnicas de trabajo como la percusión, la presión y pulido a partir del uso de arenas muy finas y agua.
