Este 1 de marzo arrancaron las campañas electorales rumbo a los comicios del próximo 2 de junio y una de las preocupaciones latentes es el papel que el crimen organizado, es decir, los cárteles de la droga mexicanos, tendrán en este proceso democrático.
La problemática fue reconocida por el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF). Al respecto, la presidenta magistrada, Mónica Soto, pidió durante un foro que organizó El Universal que el gobierno federal le haga frente a la inseguridad, dado que el Instituto Nacional Electoral (INE) no tiene las facultades para hacerlo.
Por su parte, el magistrado Felipe de la Mata señaló que el tema es delicado y debería tratarse con urgencia o, de lo contrario, podría provocar que en unos años un “gran capo” llegue a la Presidencia de la República.
Incluso los partidos políticos de oposición solicitaron en enero pasado al Consejo General del INE que realice un mapa de riesgos para los comicios de acuerdo con la intervención del crimen organizado. A la par solicitaron medidas para reducir la influencia de células delictivas en la votación y se quejaron porque en algunos municipios no tienen candidaturas por miedo de los aspirantes.
Sin embargo, el presidente Andrés Manuel López Obrador consideró que el narcotráfico no va a intervenir en el proceso electoral y opinó que no se va a “desatar” la violencia política, por el contrario dijo que va a bajar como otros indicadores.
La titular de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC), Rosa Icela Rodríguez, afirmó que la jornada electoral será pacífica al tiempo que el gobierno federal cuenta con la capacidad para garantizar que así sea, pero ¿realmente es así?, ¿qué importancia tienen las elecciones de este 2024 para el crimen organizado, en una jornada que será la más grande de la historia con más de 19 mil cargos en juego?
¿Qué importancia tienen las elecciones de 2024 para el crimen organizado?
El analista en seguridad David Saucedo explicó en entrevista con Radio Fórmula Digital que una de las tres estrategias del crimen organizado para incrementar su dominio geográfico es la injerencia en procesos electorales mediante el financiamiento de candidatos y candidatas, así como con amenazas, violencia y movilizando electores el día de los comicios con la base social que han construido en distintas regiones del país.
“Esa es la importancia que tiene cualquier proceso electoral, no sólo este del 2024, sino también las elecciones intermedias. El crimen organizado opera principalmente para tener el control de los municipios que son importantes para su actividad criminal, pero también han empezado a incidir en gubernaturas”, señaló.
Para intervenir en las gubernaturas estatales, el crimen organizado financia proyectos políticos de candidatos a distintos gobiernos estatales. Esto no es nuevo, el primer “narcogobernador” procesado y sentenciado fue Mario Villanueva en Quintana Roo.
Las otras dos estrategias del crimen organizado para ampliar su dominio geográfico es el combate armado, es decir mediante la disputa de territorios con grupos antagónicos o rivales, y la segunda es a través de las alianzas, para lo cual identifican a mafias locales en un territorio con el objetivo de hacer acuerdos. Las tres estrategias han sido implementadas por el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) y el Cártel de Sinaloa.
Una de las diferencias más importantes entre la estrategia electoral y las otras dos es que sólo la pueden utilizar cada tres años, por ese motivo buscan cooptar a las autoridades para “generar un anillo de protección política y policial con autoridades municipales, estatales, incluso a nivel federal", según Saucedo.
¿Elecciones en México representan un cambio en la estructura política y criminal?
El informe “Perspectivas de México para 2024” del Instituto Baker de Políticas Públicas de la Universidad Rice sugiere que los comicios del próximo 2 de junio no sólo cambiarán las estructuras de los Poderes Ejecutivos y Legislativos a nivel municipal, estatal y federal, sino que sucederá lo mismo con los grupos criminales.
Lo anterior es consecuencia de que un cambio de poder entre actores y partidos políticos interrumpe los acuerdos político-criminales que ya existen, según el Instituto Baker.
El documento también señala que las capturas de líderes criminales del Cártel de Sinaloa y del CJNG a manos de las Fuerzas Armadas en 2023 pueden percibirse como una señal de vulnerabilidad por otras células delictivas y como respuesta podrían intentar expandir su territorio de dominio, por lo que al mismo tiempo puede haber estallidos de violencia.
Más allá de un reacomodo criminal, David Saucedo establece que pueden presentarse y combinarse tres escenarios distintos.
El primero consiste en la continuidad del dominio criminal, para lo cual las organizaciones delictivas se atrincheran para mantener el territorio ya ganado y dar continuidad a los partidos políticos o candidatos que les son afines.
El segundo es la expansión mediante el financiamiento de candidatos para “ganar posiciones en el tablero” y arrebatar el control o dominio de algunos municipios o estados. Mientras que el último es el más complejo, ya que se caracteriza por el enfrentamiento armado de dos o más grupos criminales.
El asesinato político, una estrategia a la que regresaron los grupos criminales
David Saucedo resalta que la violencia político-electoral se ha observado en cada proceso y es una tendencia que se mantiene al alza, por lo que las víctimas van a incrementar en cada proceso mientras no se tomen las medidas adecuadas para enfrentarla y el crimen organizado mantenga su presencia en distintas regiones del país.
Así que más allá de afirmar que los comicios de este 2024 serán los más violentos es necesario ir al fondo del asunto y la realidad es que el asesinato político se ha convertido en una herramienta cada vez más frecuente para el crimen organizado.
“El asesinato político se ha ido posicionando nuevamente en la vida democrática de México, era algo que se había extirpado. Uno de los pocos logros de los gobiernos posrevolucionarios fue justamente evitar que el conflicto político derivará en muertes. Se había logrado con el régimen autoritario del PRI, incluso en la época de la transición democrática, que el asesinato político no fuera una táctica, una estrategia en la disputa del poder político en México”, sostuvo.
La penetración del crimen organizado en la democracia mexicana es la causa principal de que eso haya ocurrido, según el especialista.
“Que hay más violencia este año, pues seguramente y en las elecciones del 2027 va a haber más violencia, y en el 2030, claro, porque tenemos un incremento de la presencia del narco en distintas regiones del país”, agregó.
El especialista destacó que el asesinato político era un delito recurrente que se usaba en Guerrero, Oaxaca y Chiapas, pero ahora ha migado a Michoacán, Morelos, Veracruz y Guanajuato, entidades donde ya no se había registrado.
De acuerdo con un conteo realizado por Radio Fórmula Digital un total de 12 candidatos y candidatas a cargos de elección popular fueron víctimas de homicidio desde diciembre de 2023. Michoacán es el estado con más casos, con tres asesinatos.
Aunque la base de datos de “Votar entre Balas” de Data Cívica detalla que entre enero y hasta el 12 de febrero se han registrado 57 eventos asociados con violencia político-electoral, lo que incluye homicidios, ataques, atentados y amenazas contra personas que se desempeñan en el ámbito político, gubernamental, instalaciones de gobierno o partidos.
Para David Saucedo, los principales grupos criminales que están detrás de la violencia contra la clase política son el CJNG, por sus intereses de expandir su territorio y las pocas barreras que enfrenta para hacerlo; La Familia Michoacana que busca extender su dominio mediante el financiamiento de candidatos y la extorsión para acceder a los recursos municipales; así como mafias locales y el Cártel de Sinaloa que reacciona a los objetivos del grupo criminal de las cuatro letras.
Aunque no toda la violencia político-electoral y los ataques son perpetrados por grupos criminales y esto no exime a los políticos que incurren en este tipo de ataques de su responsabilidad.