La líder histórica de la izquierda mexicana, Ifigenia Martínez, falleció este sábado.
Fue parte de las altas esferas del PRI y la Administración Pública, en tiempos en los que esos espacios eran reservados para varones: el estereotipo del político priista machista de mediados de Siglo XX, corrupto y prepotente, el Don Perpetuo del Rosal. También encabezó la Escuela Nacional de la Economía de la UNAM, actualmente Facultad, en una época convulsa, el Movimiento Estudiantil 1968.
Decana de la izquierda mexicana, lo que le valió ser espiada durante décadas por la Dirección Federal de Seguridad, antigua agencia de inteligencia del Estado, Ifigenia Martínez es una de las figuras políticas más relevantes en la historia reciente del país. Primera mexicana en obtener una maestría de economía por parte de la Universidad de Harvard, es una de las mujeres que ayudó a romper la brecha que permite que hoy Claudia Sheinbaum sea presidenta de la República.
La extraordinaria vida de Ifigenia Martínez
Nació el 16 de junio de 1925, según el Sistema de Información Legislativa: 28 años antes de que las mujeres obtuvieran el derecho al voto y 30 años antes de que, por primera vez, sufragaran en los comicios de 1955.
Su currículum es kilométrico. Fue maestra y mentora en la vida de Andres Manuel López Obrador, que de una generación de economistas progresistas; Pablo Gómez, por ejemplo, fue líder estudiantil de la Escuela Nacional de Economía en la época que ella era la directora. Y podemos seguir: fue asesora del legendario Jaime Torres Bodet, uno de los secretarios de Educación Pública más destacados que hemos tenido como nación. También puede presumir ser cofundadora de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe, es decir, la CEPAL.
Diputada federal en cuatro ocasiones, la primera en 1979, la última, este 2024, pocas personas tiene un lugar tan especial en el corazón de la Cuarta Transformación como Ifigenia Martha Martínez y Hernández, quien en las fichas de espionaje de la DFS era nombraba Ifigenia Martínez de Navarrete, por su esposo, Alfredo Navarrete Romero, exdirector de Nacional Financiera. El martes 1 de octubre, a sus más de 90 años de edad fue quien le entregó la Banda Presidencial a la primera mujer en encabezar el Ejecutivo en los 200 años de vida independiente de México.
Aunque el inicio de su carrera política fue dentro del Revolucionario Institucional, en aquella época en la que era el partido hegemónico, en cuyo seno podían convivir expresiones progresistas con expresiones de derecha, sufrió la constante vigilancia del Gobierno debido a sus posturas de izquierda y a los puestos claves que ejerció dentro de la UNAM y la Administración Pública Federal.
Fue en esa era, de los 60 a los 70, donde Ifigenia Martínez se abrió un camino importante en la vida pública nacional, que era mayoritariamente masculina. Uno no puede dejar de imaginársela logrando espacios de poder rodeada por políticos que, en el imaginario popular, se asemejaban a los personajes creados por Rius, como el citado Don Perpetuo del Rosal: un corruptazo sombrerudo y con botas.
Del PRI al PRD... y a Morena
Ifigenia Martínez ayudó a transformar al país. Lo hizo de distintas trincheras: de la academia al Congreso. También contribuyó a quebrar el llamado "techo de cristal" del viejo tricolor.
Su vida política, sin embargo, no estuvo definida por su carrera en el PRI, sino en lo que pasó después. Fue ella junto a Cuauhtémoc Cárdenas y el finado Porfirio Muñoz Ledo, sus compañeros de innumerables batallas, quien logró asestarle una de las heridas mortales al Revolucionario Institucional que, a la larga, lo llevaron a su actual colapso.
Tras el fraude electoral de 1988, donde Carlos Salinas de Gortari resultó electo, Ifigenia Martínez, encabezando el éxodo de expriistas decepcionados, fundó, en compañía de otras figuras históricas de la izquierda nacional, el Partido de la Revolución Democrática (PRD): ese instituto político que postuló en dos ocasiones a López Obrador a la Presidencia de la República y que, preso del grupo político conocido como "Los Chuchos", encontró su ocaso y extinción en este 2024.
Mentora del político tabasqueño, quien siente un profundo cariño por ella, lo acompañó en la aventura de fundar Morena, que ha pasado a convertirse en una arrolladora fuerza política, la principal del país en lo que va del Siglo. Ahora, como presidenta del Congreso de la Unión, tuvo uno de los momentos más importantes de su vida: el honor de entregarle la Banda Presidencial a Claudia Sheinbaum.