En un operativo ejecutado por las autoridades de la Ciudad de México no sólo se halló droga, sino también un altar de la Unión Tepito para adorar entidades demoniacas. No es la primera vez que un grupo delictivo recurre a creencias ocultistas o esotéricas, a las que se encomiendan para cometer no sólo crímenes, sino también atrocidades.
La Unión Tepito suele adorar a demonios, pues en octubre de 2019 se encontró otro altar, donde se hacían referencias a demonios y hasta se encontraron restos humanos. En aquella ocasión no sólo se descubrió este sitio de adoración, sino que se detuvieron a 31 personas, incluyendo 26 hombres y cinco mujeres.
¿Cuáles son las 'oscuras' de los narcos en México?
En un inicio, los narcotraficantes mexicanos adoptaron la figura de Jesús Malverde -un ladrón que vivió durante el Porfiriato- como un santo al que empezaron a encomendarse. El culto tiene su epicentro en Sinaloa, en específico en la Avenida Insurgentes de Culiacán, donde se encuentra la capilla donde se adora a este criminal que, supuestamente, repartía su botín entre los más necesitados.
A finales de los 80 se conoció el caso de Adolfo de Jesús Constanzo, un narcotraficante conocido como 'El Padrino', quien fue acusado de matar a un estudiante de los Estados Unidos. Él y sus secuaces fueron calificados como los 'Narcosatánicos', ya que cometieron atrocidades como sacrificios humanos, de animales y hasta actos de canibalismo; el asesinato del estadounidense, según Constanzo, fue para 'satisfacer' a Satán.
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A la par de las creencias en seres demoniacos, los criminales también se encomiendan a la llamada Santa Muerte, "policías, delincuentes y políticos recurren al Mercado de Sonora (en CDMX) para rituales de limpia frente a la imagen y adquirir algunos implementos para los altares", refiere el artículo 'Culto a la Santa Muerte en el México del Siglo XXI', que fue escrito por el investigador Felipe Gaytán Alcalá.
Los narcotraficantes, policías y delincuentes saben de antemano su destino: la muerte. Sobre ella corren un velo simbólico y dejan el destino en manos de la simbolización de la muerte", afirma Francisco Gil Villegas en su libro 'Los profetas y el Mesías'.
Inclusive, los narcos no sólo se encomiendan a estos entes ligados al ocultismo y el esoterismo, sino también a sus propios santos: La Familia Michoacana suele 'rezarle' a San Nazario o 'Chayo', quien fue uno de los fundadores de la agrupación y reconvertido en un santo, a pesar de que su muerte apenas ocurrió en diciembre de 2010 durante un tiroteo en Apatzingán.
El ensayo 'Narcocultura y espiritualidad: narcosantos, santa muerte y otras entidades', de Robert J. Bunker y que fue citado por Insight Crime, refiere que estos rituales o creencias sectarias son también una forma de propaganda, con la finalidad de inducir temor a grupos rivales o a la sociedad.
Estas acciones que la mayoría califican como crueles o inhumanas -como realizar sacrificios- también pueden tener su origen en el perfil de los sicarios que forman parte de los grupos del crimen organizado, quienes no sólo se han enfrentado a años de marginación y buscan atemorizar a sus rivales, sino que son psicópatas o sádicos.
Un estudio de la Universidad Marista de San Luis Potoí propone que existen narcotraficantes psicópatas, quienes tienen una total falta de empatía o culpa para cometer atrocidades, aparte de que suelen liderar bandas; mientras que los sádicos son los más propensos a realiza actos de tortura y ejecuciones.