Enclavada bajo el acantilado que forman dos cerros al norte de Tulancingo, Hidalgo, se levanta la Casa de Retiro de Quetzalcóatl, dentro de la ya declarada Zona de Monumentos Arqueológicos: Huapalcalco, influenciada por el estado teotihuacano y punto de encuentro de otomíes, totonacas, mexicas e incluso mayas en diferentes etapas.
Han sido siete años de movimiento colectivo los que lograron que Huapalcalco, nombrado así a partir de la llegada de la “Serpiente Emplumada”, recibiera el más alto estatus jurídico para ser protegida como lo es, por ejemplo, Teotihuacán, sentando un precedente al ser la primera vez en México que una zona es declarada gracias a la gestión de la participación ciudadana.
“La gente le dijo al Gobierno lo que quería: logramos el ejercicio de la democracia de abajo hacia arriba”, declara a Radio Fórmula Alejandro Aldana, director de la asociación Niebla y Tiempo. “Se escribe un parteaguas porque es el poder del colectivo transformando el territorio”.
Es Niebla y Tiempo, impulsada desde hace casi dos décadas por Montserrat Barragan, -paradójicamente originaria de León, Guanajuato-, la que se une al rescate de la memoria de los pueblos milenarios cobijada por el lema que su fundadora hereda de generaciones atrás: el topializ, que del náhuatl significa “lo que nos compete preservar”.
“Viene de mi tradición familiar: mi madre hacía esa transmisión histórica, a su vez mi abuela y mi bisabuelo…”, comparte Barragán. “La misión: no olvidar quiénes somos y quiénes fuimos”.
A sus 15 años, las coordenadas de Barragán dieron un giro de la llanura del Bajío al territorio hidalguense donde fue directamente conducida a esta huella prehispánica. “El primer lugar que conocí, porque mis compañeros me llevaron, fue Huapalcalco y, desde ese momento tuve una conexión con el sitio que fue creciendo”, relata.
Travesía titánica
Niebla y Tiempo se percata en 2016 del cambio que dos años atrás se había hecho en la Ley Federal Sobre Monumentos y Zonas Arqueológicos, que permite a la sociedad iniciar una reclamación de este tipo ante el INAH.
Así fue como comenzó la travesía titánica por la búsqueda del reconocimiento del lugar donde hoy se aprecia parte de la plaza ceremonial principal y al cual, según el libro Historia de América Latina, Quetzalcóatl llegó cuando aún era joven para dedicarse a la meditación y después ser escogido por los toltecas como su nuevo gobernante y sacerdote. “El lugar es bien importante, pero siempre estuvo abandonado”, lamenta Aldana, también hijo de Barragán.
De 2017 a 2019, las y los activistas tocaron las puertas de instancias como el Órgano de Control Interno del INAH, la Función Pública, el Congreso de Hidalgo, entre otras, para empujar el trámite que tuvo que emitirse en dos ocasiones diferentes.
“Como fue la primera vez que se hizo uso del nuevo apartado, la verdad es que ni el INAH sabía cómo proceder, lo incorporaron a la ley pero no sabían cómo actuar”.
En los años siguientes, la asociación dijo que tocó base con un buffet de abogados en Ciudad de México a través del cual demandó al INAH por el incumplimiento de la solicitud, y ganó la sentencia, pero no fue hasta 2022 que los trabajos fueron turnados a la Secretaría de Cultura para publicar el inicio del procedimiento que hoy ve la luz.
Pero la historia no termina ahí. Barragán y Aldana denuncian que la participación ciudadana no fue considerada como parte medular en el proyecto.
"Tenemos que continuar con la gestión porque omiten una vez más que esta declaración nace de la sociedad. Huapalcalco no sería zona declarada, si no fuera por un movimiento social”.
Mundo prehistórico, prehispánico y nuevos tiempos
“La declaratoria implica que viene un nuevo tiempo para Huapalcalco, en donde todos los pretextos que presentó el INAH durante muchos años se terminan”, proyecta Aldana.
Huapalcalco es uno de los sitios más antiguos de América con gran relevancia tanto en la época prehistórica como en la prehispánica. Se tiene registro de una ocupación humana desde hace 14 mil años, lo que queda evidenciado en sus pinturas rupestres y restos de flechas. Investigaciones señalan que posteriormente fue sede de los primeros toltecas antes de su migración a Tula.
El INAH ahora tiene 60 días naturales para presentar un “plan maestro” -como lo llama Aldana- que permita su desarrollo integral e implemente mejores condiciones de cuidado, conservación, acceso y conocimiento del área como patrimonio cultural, según la publicación de esta semana en el DOF.
Ese plan debe incorporar cuatro pilares: económico, social, cultural y ambiental debido a la “pequeña reserva ecológica” que vive en la zona, cuya ubicación fue estratégica para el comercio al atravesar cuencas y sierras y ser puente entre el Golfo y el Pacífico.
El activista explica que una de las “batallas más complicadas” en el proceso ha sido el actual asentamiento humano en la colonia homónima, por lo que se buscó reducir el polígono bajo la declaratoria de 40 a 20 hectáreas “para no generar ninguna problemática social” considerando el bienestar de las 200 familias que viven en espacios aledaños.
De las 190 zonas arqueológicas abiertas al público en México, solo 50 cuentan con el decreto y ahora Huapalcalco forma parte de esta reducida lista.
“Somos tan efímeros que tenemos que hacer algo por el espacio que nos tocó habitar sin esperar a que los demás lo hagan, y sin dejar todo en manos del Estado”, lanza Barragán
Huapalcalco ha vivido durante muchos años entre residuos y grafittis, pero el movimiento de Niebla y Tiempo rompió con el paradigma de esa normalización y con la invisibilización de la sociedad en proyectos de este tipo. “En Tulancingo ya se gestó una forma diferente de relacionarnos con el patrimonio arqueológico y estamos involucrados”, apuntala Aldana.
“Un anhelo largamente acariciado”, expresa Barragán