Cuando el oceanógrafo Jacques Cousteau se encontró con el Mar de Cortés lo llamó “el acuario del mundo”. Su riqueza ambiental, la fauna y la flora representaron una maravilla natural que hoy se encuentra bajo los tentáculos del narco en México que contamina humedales desde los laboratorios clandestinos de drogas y amenaza al sector pesquero.
La región del Mar de Cortés recorre Baja California, Baja California Sur, Sonora, Nayarit y Sinaloa, zona que aporta hasta el 11 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB), según el Foro Mar de Cortés, y que ve amenazadas sus actividades económicas por los narcolaboratorios, la pesca ilegal de especies en peligro de extinción y la extensión del consumo de drogas entre el sector pesquero.
De acuerdo con el estudio “Región del Mar de Cortés: Amenazas sociales y ambientales del crimen organizado” entre 2012 y 2021, la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) desmanteló 974 laboratorios clandestinos del narco en la zona.
Con esos datos, estimaron que se han derramado 1,600 toneladas de residuos contaminantes en el Mar de Cortés o un equivalente “a casi 2 kilos por cada una de las 2.8 millones de hectáreas de humedales de importancia internacional”.
Entre los desechos más comunes de los laboratorios clandestinos están combustibles y disolventes como acetona, ácido de baterías, líquido de frenos, amoniaco y anticongelante, los cuales podrían infiltrarse en los 174 acuíferos registrados en la región.
“Los productos usados para la producción de metanfetamina también pueden contener partículas de litio o mercurio, que actúan como catalizadores de las reacciones”, señaló el estudio de Global Initiative (GI).
Otros delitos ambientales del narco
El Código Penal delimita los delitos ambientales en actividades peligrosas, daños a la biodiversidad, bioseguridad y contra la gestión ambiental. Según datos analizados en el estudio de la Procuraduría Federal de la Protección al Ambiente (Profepa) el 38 por ciento de estos crímenes ambientales cometidos en el país de 2012 a 2021 tuvieron lugar justamente en el Mar de Cortés.
En este sentido, el crimen organizado en México no se ha limitado a las actividades ilícitas de la droga, sino que hoy en día se ha infiltrado en los sectores comerciales del país. La Confederación Mexicana de Cooperativas Pesqueras y Acuícolas (Conapesca) señaló que desde 2016 el narco se involucró en la pesca ilegal de totoaba, camarón y langosta.
José Luis Carrillo Galaz, presidente de Conapesca detalló a GI que esta incursión se debe al alto precio de algunos productos:
“Si quitas la cocaína y pones la langosta, el abulón o el buche de totoaba, que cuesta más que un kilo de cocaína, hoy son actividades rentables que los grupos delictivos ven e incitan a trabajar y comercializar esa parte”
Los cárteles no sólo fijan precios con los pescadores, también cobran a los restaurantes por sus productos marinos, procesan sus peces ilícitos en las plantas mexicanas y extorsionan con tarifas de exportación, señalaron especialistas.
La tercer arista: droga para los pescadores
Global Initiative aseguró que el consumo de droga se ha extendido por las 1 mil 668 comunidades pesqueras del Mar de Cortés. Encontró que entre 2012 y 2015 se incautaban entre 12 y 16 kilos de droga en las comunidades pesqueras, pero a partir de 2018 incrementaron hasta llegar a los 2 mil 540 kilos decomisados en 2021.
Pobladores entrevistados para el estudio observaron un claro repunte con las drogas. “Antes eran pescadores que consumían, pero trabajaban”, algo que muchas veces ya no sucede porque “andan muy mal”.
Los tentáculos del narco no solo se han extendido por las calles y el negocio de la droga, ahora pescadores y pescadoras al norte del país deben lidiar con la contaminación, extorsión y amenazas de un negocio más del crimen organizado.