Para la nueva Coordinación de Asuntos Migratorios y Extranjería que promueve el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador (AMLO), uno de los perfiles más sonados es el del sacerdote Alejandro Solalinde, un hombre que ha dedicado gran parte de su vida a la defensa de los derechos humanos de migrantes del Centro y Sudamérica.
Este hombre dirigió iglesias por más de 30 años, pero ha estado dos veces en prisión y ha sido amenazado en repetidas ocasiones por el apoyo que ofrece a quienes transitan por México para llegar a Estados Unidos, una labor por la que le otorgaron el Premio Nacional por la Igualdad y la No Discriminación en 2007.
Ese mismo año fundó el Albergue para Migrantes "Hermano en el Camino", ubicado en Ciudad Ixtepec en Oaxaca. En su primer noche de actividad, 400 migrantes durmieron bajo su techo y, desde entonces, cada año reciben alrededor de 20 mil personas.
Este lugar no solo ofrece comida y techo para quienes transitan por México, también se les ofrece apoyo médico, psicológico y asesoría legal. En un principio, al albergue llegaban aquellas personas que migraban sobre "La Bestia", el tren de carga que se ha convertido en uno de los espacios de traslado más comunes para los migrantes.
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Sin embargo, con la llegada del "Programa Frontera Sur" a mediados de 2014, muchas de las personas que migran hacia Norteamérica se han visto envueltas en ambientes más hostiles. Se vuelven víctimas de extorsión, agresión física y sexual, abusos de autoridad, secuestros y violencia de la delincuencia organizada, señaló la propia organización.
Ayudar a migrantes: un acto de vida o muerte
Alejandro Solalinde no sólo ha sido defensor de los migrantes; cuando desaparecieron los 43 normalistas de Ayotzinapa, él fue uno de los primeros en asegurar que los estudiantes habían sido asesinados y calcinados en Guerrero. Algo que terminaría por confirmarse poco después.
El trabajo de Alejandro Solalinde lo ha hecho también objeto de diversas amenazas de muerte. Desde 2012, organizaciones internacionales advirtieron que el sacerdote recibe reiteradas agresiones por parte de autoridades federales, locales y grupos criminales.
"Vuelve a tomar una sola fotografía más y te pego un tiro aquí", le dijo un supuesto integrante de los Zetas a Alejandro Solalinde la primera vez que recibió una amenaza, de acuerdo con Amnistía Internacional.
A partir de ese momento no se detendrían los comentarios de ese estilo. Algunas autoridades le anuncian a Alejandro Solalinde una posible detención, otros le dicen que pronto la muerte vendrá a buscarlo por apoyar a los migrantes en la frontera.