La Cámara de Diputados aprobó el pasado 11 de abril la llamada Ley Centennial que reducirá la edad para aspirar a una diputación en México. Este avance resolvería la contradicción constitucional que, por un lado, permitía a las personas mayores de 18 años “votar y ser votados”, pero por el otro establecía los 21 años como el mínimo de edad para acceder a un cargo de representación popular como diputados.
Sin embargo, el proyecto fue turnado a la Cámara de Senadores donde permanece congelada y podría quedarse ahí si esta no es debatida 90 días antes del proceso electoral, es decir en el mes de mayo. En caso de no pasar o abordarse en un periodo extraordinario, lo más pobable es que, de aprobarse, aplicaría hasta 2027.
La Ley Centennial ha dividido las opiniones de los especialistas, pues algunos celebran la reducción de edad, mientras otros aseguran que una medida como esta “no complica ni resuelve nada” de fondo en los problemas de las democracia interna del país.
De acuerdo con el Censo de Población y Vivienda del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), el 30 por ciento de la población en México son jóvenes. Algo que es determinante para la representatividad en México, según la politóloga y funcionaria de Ciudad de México, Giovanna Ávalos Vázquez.
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“El hecho de bajar la edad para que (personas jóvenes) puedan acceder a estos cargos de representación popular, atiende precisamente a los principios de representatividad que debe de tener todo poder legislativo”, explicó a Grupo Fórmula.
Las juventudes en México han sido de vital importancia para en los procesos políticos y sociales del país. Tal y como sucedió en movimientos como #YoSoy132, Ayotzinapa y las movilizaciones de mujeres contra la violencia de género en México.
Sin embargo, otros especialistas, como el abogado Luis Fernando Landeros, quien fue consejero Presidente del Instituto Estatal Electoral (IEE) de Aguascalientes, no coinciden del todo con esta perspectiva.
“De título parecería muy atractivo”, comentó a Grupo Fórmula. “Pero no resuelve, ni siquiera se centra un problema real en la ejecución, ya sea del funcionamiento interno de los órganos legislativos o de la calidad de los mismos”.
Sobre todo, Landeros consideró que la propuesta se olvida de “la democracia interna de los partidos políticos”, es decir, en las formas en las que estos grupos están designando y postulando candidatos.
La iniciativa de la diputada de Movimiento Regeneración Nacional (Morena) Graciela Sánchez Ortíz proponía también modificar la edad en senadurías y gubernaturas; las primeras reducidas de 25 a 21 años, mientras las segundas bajarían de 30 a 28.
Sin embargo, esas edades no recibieron aprobación para ser modificadas. La iniciativa pasó al Senado para que determine si se aprueba o se realiza alguna modificación.
Pros y contras de la Ley Centennial: ¿En qué nos debemos fijar?
En un sondeo realizado por Grupo Fórmula, 58 por ciento de las personas se dijeron en contra de la opción de reducir la edad mínima para ser diputada o diputado de 21 a 18 años, como propone la iniciativa aprobada en la Cámara de Diputados.
"Me parece que los jóvenes pueden dar puntos de vista frescos e innovadores y, con suerte, hasta podrían ser menos corruptos"
Quienes estuvieron a favor, señalaron que se requiere una mejor representación de los jóvenes en la política, pero establecieron como criterio primordial contar con la experiencia para estar en el cargo.
Por otro lado, aquellas personas en contra, aseguraron que a los 18 años se está en proceso de concluir una carrera universitaria, así como tener experiencia laboral, social y ejercer los derechos ciudadanos de manera activa.
“Las personas menores a 21 años tienen derecho a participar de la política, pero no confío en los partidos políticos como una plataforma para hacerlo en libertad”, contestó una de las personas encuestadas".
Ávalos consideró en este sentido la necesidad de vigilar los procesos internos de los partidos, con miras a que, no solo las personas ligadas o familiarizadas con los actuales legisladores accedan a los cargos de representación popular, también quienes históricamente han contado con menos recursos.
“Es muy importante recordar que, en un país como en el que vivimos, incluso hay familias, por ejemplo los Madero, que llevan bastantes décadas en estos espacios de representación popular”, señaló. “El debate debe ser qué alcances en lo real puede tener la disminución de la edad y con qué recursos cuentan los jóvenes para acceder a estos espacios de representación popular”.
Jóvenes al poder: ¿La ley centennial ayuda a la calidad legislativa?
El exconsejero Luis Landeros coincide con que el problema radica justo en la actividad que se da dentro de los propios partidos, quienes además tienen la encomienda de formar ciudadanía.
En el “deber ser”, y más allá de la edad, los partidos políticos deberían postular a aquellos ciudadanos que demuestren ser los más preparados, tener reconocimiento social y prestigio dentro del ámbito de sus distritos para garantizar una representación efectiva.
Sin embargo, en la práctica las cosas llegan a ser muy distintas.
“Lo que pasa es que el nivel de democracia interna que están manejando los partidos políticos es muy deficiente”, comentó Landeros. “Ya sea por el diseño de los estatutos o por la ejecución y cumplimiento de los mismos (...) esto lo que genera es una deficiente calidad en los cuadros, un deficiente nivel en las candidaturas y, si tenemos baja calidad en esos perfiles, evidentemente vamos a tener malos servidores públicos”.
Partidos políticos: el punto focal de la Ley Centennial
En la última encuesta sobre Confianza en las Instituciones, realizada en 2020 por Consulta Mitofsky, los servidores públicos que menos confianza obtuvieron fueron senadores, diputados y partidos políticos, quedando incluso por debajo de la policía mexicana.
Tanto Landeros, como las personas encuestadas de Grupo Fórmula, dudaron que una persona menor de 21 años cuente con la experiencia para tomar puestos representativos de dirección. Aunque en el caso de las diputaciones, mencionaron que, de demostrar sus capacidades, aceptarían un representante de esta edad.
“Creo que sí debemos de tender un poco a la profesionalización”, señaló el exconsejero. “Ahí es donde debemos de replantearnos quiénes están llegando los espacios de representación, con qué requisitos mínimos están llegando”.
En México actores, actrices y deportistas han accedido a cargos de representación popular. Nombres como Carmen Salinas, Sergio Mayer y Rommel Pacheco se han insertado en estos espacios con poca o ninguna preparación política o legislativa, que hoy también se exigen para los jóvenes.
Las contiendas electorales se han encarnizado. Muchas veces el reconocimiento político y social se entremezclan. ¿El fin último? Obtener votos suficientes para ganar la contienda.
En caso de aprobarse la iniciativa, los jóvenes de 18 años que aspiren a ser diputados se enfrentarán con estos retos y deberán encontrar formas de representar las exigencias de su sector en medio de una actividad legislativa con fallas latentes.