Américo Villarreal Anaya, gobernador de Tamaulipas, admitió que "se le fue la sangre a los talones" cuanto tuvo que informarle al presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) sobre el hallazgo de los cuatro ciudadanos norteamericanos que habían sido secuestrados en Matamoros el viernes 3 de marzo.
Villarreal Anaya relató que le notificaron que habían encontrado a la camioneta blanca y a las cuatro personas, dos fallecidas y dos con vida, mientras él realizaba una ceremonia de honores a la bandera la mañana del martes, porque no pudo llevarla a cabo el lunes.
El gobernador apuntó se comunicó inmediatamente con Rosa Icela Rodríguez, debido a que no recordó en ese momento que el presidente estaba realizando su conferencia mañanera.
"Se me fue la sangre a los talones, no crea", dijo Américo Villarreal en entrevista con Joaquín López-Dóriga.
El gobernador de Tamaulipas explicó que el grupo de ciudadanos estadounidenses entró a Matamoros alrededor de las 9 de la mañana del viernes y a las 11:20 de la mañana ocurrió lo que se ha visto en el video. En ese momento, fue cuando murió una mujer.
Las autoridades pidieron a la población que no salieran de sus casas y que los niños no asistieran al turno vespertino, porque pensaron que se desarrollaban dos eventos en la ciudad, dijo Villarreal.
Las autoridades comenzaron a buscar heridos en hospitales y también en Matamoros en otros lugares, revisando las imágenes del C5 y preguntando en las fiscalías.
El domingo se confirmó que las personas eran de nacionalidad estadounidense. Villarreal dijo que en la camioneta se encontraron con estudios preoperatorios y una identificación que corroboraron la identidad de las personas secuestradas, dicha por la Embajada estadounidense.
Asimismo explicó que las autoridades tamaulipecas se coordinaron con fuerzas federales y con inteligencia estadounidense todo el fin de semana buscando a las personas plagiadas.
El gobernador Villarreal confirmó que elementos armados estadounidenses no entraron al estado. Por otro lado, detalló que estuvo en comunicación directa con el embajador Ken Salazar, a quien le refrendó la disposición de las entidades estatales y federales.
Finalmente, alrededor de las 8 de la mañana recibieron un informe sobre el lugar donde estaba la camioneta blanca y un comisario fue a verificar que sí se tratara de la camioneta que buscaban y quiénes estaban. Al llegar se encontró a dos hombres estadounidenses con vida, uno en buenas condiciones y otro herido, y a otras dos más muertas.