El incremento de la presencia de grupos del crimen organizado, sobre todo del narcotráfico, en distintas zonas de México ha provocado que los líderes religiosos, sus familias y comunidades sean grupos vulnerables ante la expansión de las células delictivas. Esto se debe a que nuestro país ocupa el segundo lugar con más incidentes violentos hacia personas de este segmento de la población, con 242 en lo que va de 2023.
El primer lugar lo encabeza Nicaragua, con 264, de acuerdo con el Observatorio de Libertad Religiosa de América Latina. La organización señala que los líderes religiosos, sus familias y congregaciones están en riesgo de sufrir represalias de grupos del crimen organizado siempre que representen una amenaza a sus actividades criminales.
Por tanto, el crimen organizado es considerado como el principal perpetrador de ataques contra este sector de la población.
"Las amenazas, intimidación y la sumisión por medios violentos son, en diversas circunstancias, las vías utilizadas para limitar las acciones de líderes o grupos religiosos, asegurando así la presencia y “estabilidad” criminal en la zona", señala el Observatorio.
Esto se debe a que muchas veces los líderes religiosos son aliados en la construcción de comunidades y sociedades, por lo que pueden influir en las actitudes y comportamientos de quienes integran las localidades en las que residen. En muchas ocasioes se convierten en los interlocutores más importantes entre la ciudadanía y el gobierno.
Así que en zonas donde hay poca o nula presencia del Estado y son controladas por grupos del crimen organizado, los líderes religiosos son percibidos como una competencia directa de los criminales. Sobre todo cuando se oponen abiertamente a las actividades ilícitas que realizan y quedan expuestos a múltiples riesgos, según el Observatorio.
Asesinatos de líderes religiosos y de sus comunidades se triplicaron
El abuso físico o mental es el hecho violento con el registro más alto a lo largo de este 2023, con 86 casos; seguido de desplazamientos forzados (obligación a huir de su hogar), con 71; así como los intentos de destruir, vandalizar o profanar lugares de culto o edificios religiosos, con 58.
Los incidentes violentos hacia líderes religiosos, sus familias o comunidades aumentaron cuatro veces de julio a la fecha, ya que el Observatorio publicó en julio pasado el informe semestral de ataques y en México sólo se habían registrado 62. Algo similar ocurrió en Nicaragua, donde el registro era de 86 en ese momento.
En julio no se habían registrado desplazamientos forzados, secuestros ni ataques a casas o propiedades. Además, los asesinatos se triplicaron, debido a que pasaron de cuatro a 12 casos.
Al comparar los datos de 2023 con los de 2022 se puede observar que hubo un ligero aumento del 2.5 por ciento; pues el año pasado se registraron 236 hechos violentos.