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A 26 años de la masacre de Acteal: voces que claman justicia en medio del silencio eterno

Aquellos 45 seres, mujeres, hombres, niños, ancianos y cuatro bebés, arrancados del vientre de sus madres, fueron silenciados en un acto inhumano.

A pesar de los intentos por sofocar sus voces, su lucha persiste, anclada en la dignidad del pueblo y el recuerdo imborrable de aquellos que fueron arrebatados. Créditos: Argenis Esquipulas
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Este 22 de diciembre se conmemoraron 26 años de una tragedia que marcó el corazón de Acteal,  en la zona altos de Chiapas, dejando un vacío imborrable. En aquel día sombrío, 45 velas se apagaron, 45 árboles cayeron, y la oscuridad se apoderó de la tierra y el mundo para recordar la masacre perpetrada por los paramilitares priistas y cardenistas. 

Aquellos 45 seres, mujeres, hombres, niños, ancianos y cuatro bebés, arrancados del vientre de sus madres, fueron silenciados en un acto inhumano.

A lo largo de estas décadas, el clamor por justicia sigue latente. Las voces de Las Abejas de Acteal señalan a los responsables, reclamando la falta de castigo para aquellos perpetradores que siguen libres, protegidos y condecorados por distintos gobiernos.

Los nombres de los gobernantes que han guardado silencio o han encubierto estos crímenes manchan la memoria de esta tragedia. A pesar de ello, Las Abejas de Acteal siguen luchando por una justicia digna, recordando a cada uno de los caídos como símbolos de la semilla de la paz y la esperanza.

El llamado resuena hoy más fuerte que nunca: se pide detener la muerte, el genocidio y el exterminio. Las Abejas de Acteal no desisten en su búsqueda de justicia, manteniendo la esperanza en un mundo nuevo donde la luz del Padre Sol y la Madre Luna iluminen la oscuridad que aún persiste en medio del sufrimiento y la injusticia.

A pesar de los intentos por sofocar sus voces, su lucha persiste, anclada en la dignidad del pueblo y el recuerdo imborrable de aquellos que fueron arrebatados. 

En el marco de su trayectoria de 31 años, la Organización Sociedad Civil Las Abejas de Acteal, en conjunto con el Centro de Derechos Humanos Fray Bartolomé de las Casas (CDH Frayba), expresaron su descontento por la falta de compromiso por parte del Estado mexicano en la búsqueda de justicia y sanción para los autores de un crimen. Afirmaron que los responsables siguen sin ser castigados, lo cual evidencia una postura negacionista y un intento de promover el olvido y la indiferencia. Esta declaración fue emitida mediante un comunicado oficial.

La Masacre de Acteal, un evento trágico y doloroso en la historia de México, ahora se encuentra en lista para ser discutida y publicada como Informe de Fondo. Las Abejas, a través de un comunicado, subrayan la importancia de este paso para reconocer el crimen como una violación masiva de derechos humanos, atribuyendo responsabilidad total al Estado mexicano.

La organización tzotzil ve este avance como una pequeña oportunidad para buscar justicia y reparación para los sobrevivientes, aunque reconocen que es un proceso complejo y probablemente insuficiente.

Los indígenas tzotziles señalan a funcionarios clave de aquel momento, incluyendo al entonces Presidente Ernesto Zedillo, al Secretario de Gobernación Emilio Chuayffet y al Secretario de la Defensa Nacional Enrique Cervantes Aguirre, quien incluso fue condecorado por el actual presidente, Andrés Manuel López Obrador.
Además, mencionan a otros actores involucrados como el ex Gobernador de Chiapas, Julio Cesar Ruiz Ferro, el Secretario de Gobierno Homero Tovilla Cristiani, el Subsecretario de Gobierno Uriel Jarquín y el Presidente Municipal de Chenalhó, Jacinto Arias, entre otros.

Las Abejas de Acteal resaltan que su lucha persiste contra el olvido colectivo, enfocándose en reclamar justicia y señalar a aquellos responsables de la estrategia de exterminio durante la insurrección del Ejército Zapatista de Liberación Nacional, así como a los funcionarios cómplices en este triste episodio.

Acteal sigue clamando por justicia, un llamado que resuena más allá de las fronteras de Chiapas y México, trascendiendo como un recordatorio urgente de la necesidad de justicia y paz para aquellos cuyas voces fueron silenciadas por el mal gobierno y la impunidad.