El Tren Maya, obra insignia del presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO), inició operaciones este viernes en el tramo que va de Campeche a Cancún, Quintana Roo, cuya construcción se encuentra muy cerca de la sagrada ‘puerta al inframundo’.
Dicho proyecto que fue dividido en siete tramos, tendrá un recorrido total de mil 554 kilómetros y cruzará los estados de Chiapas, Campeche, Tabasco, Yucatán y Quintana Roo.
Y aunque el Tren Maya promete impulsar el turismo nacional e internacional al sureste mexicano, mejorar la calidad de vida de las personas, generar derrama económica e incrementar la conectividad de la Península de Yucatán, un aspecto que se ha criticado de su edificación es que cruzará cerca de la sagrada ‘puerta al inframundo’.
¿Cuál es la puerta al inframundo por la que pasará el Tren Maya?
La sagrada ‘puerta al inframundo’ son la serie de cenotes que se encuentran localizados a lo largo de la Península de Yucatán, las playas de Quintana Roo, y se extienden hasta Belice y Guatemala.
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Debido a la ubicación de su construcción, el Tren Maya pasará muy cerca de varios de ellos, situación que desató una serie de inconformidades de diversas organizaciones y expertos por el impacto ambiental que podría causar.
Los mayas, desde el principio de su civilización en Yucatán, consideraron a los cenotes como lugares sagrados del nacimiento de la vida, contenedores de agua virgen y punto de origen de linajes. Estas formaciones geológicas únicas desempeñaron un papel determinante en el desarrollo de esa civilización.
Incluso, desde tiempos ancestrales, las cuevas y cenotes fueron escenarios de gran importancia para los mayas, ya que creían que eran portales o ventanas al mundo de los muertos, llamado ‘Xibalbá’.
Para ellos, este mítico lugar se ubicaba físicamente en el subsuelo terrestre y bajo el agua, por lo que también es conocido como inframundo. De tal forma que los cenotes son considerados como la sagrada puerta al inframundo.
Durante los trabajos de excavación y estudios previo a la construcción del Tren Maya se hallaron múltiples restos de piezas arqueológicas. Esto se debe a que, según los investigadores, los mayas creían que el dios de la lluvia, Chaak, habitaba en cuevas y cenotes, por ello acudían a estos sitios a dejar ofrendas, hacer danzas y rituales. Además, se ha revelado que desde esos lugares observaban la posición del sol, lo que influyó para la construcción de sus ciudades, pirámides y centros arqueológicos.
Cabe señalar que desde que iniciaron los trabajos de construcción de la mega obra se alertó por las zonas en las que pasaría el Tren Maya y es que fue construido encima de un sistema de miles de cuevas subterráneas forjadas por el agua sobre el lecho de la roca caliza típica de la región.
Algunos de los sitios que se han puesto en peligro por su edificación se encuentran: la cueva Dama Blanca, la cueva Oppenheimer y la Cueva de las Manitas, así como los cenotes Siete Pesos y Agua de Venado, según activistas.
No obstante, a pesar de ello el exdirector general del Fondo Nacional de Fomento al Turismo (Fonatur), Javier May Rodríguez, aseguró que el tramo elevado que se decidió construir en el tramo 5 sur tiene el objetivo de proteger suelo kárstico, cenotes, cavernas y ríos subterráneos de la zona.