La captura de Ovidio Guzmán "El Ratón", hijo de Joaquín "El Chapo" Guzmán, desató una ola de violencia en el Culiacán, Sinaloa, el pasado 5 de enero que dejó un saldo de 29 personas muertas, entre ellos, 19 civiles armados; 35 lesionados y 21 detenidos.
Tras la derrota que sufrieron ese "jueves negro", los vecinos y los hombres de Ovidio han podido dar su versión de cómo vivieron la detención de su jefe que a sus 32 años es considerado pionero en la producción ilegal y el contrabando de fentanilo a los Estados Unidos.
Los habitantes de Jesús María, la comunidad de 2 mil habitantes donde Ovidio se resguardaba, dijeron a The Wall Street Journal, que todo comenzó al filo de las 4:20 de la madrugada cuando despertados por intensos disparos que los obligaron a esconderse debajo de la cama o buscar refugio en los baños de sus casas.
Aunque el secretario de la Defensa Nacional, Luis Crescencio Sandoval, afirmó que la detención de Ovidio formó parte de un operativo de seis meses que se puso en marcha cuando los soldados se toparon con el convoy de "El Ratón", vecinos del pueblo y sicarios dicen que no hubo tal encuentro y los soldados entraron a tiros a la casa de Guzmán.
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Al enterarse de lo que pasaba en Jesús María, decenas de hombres armados del Cártel de Sinaloa llegaron hasta la comunidad para rescatar a Ovidio, mientras en Culiacán otros sicarios secuestraban y prendían fuego a camiones, autobuses y vehículos particulares para sitiar la ciudad.
Los refuerzos de Guzmán llegaron hasta el aeropuerto de Culiacán, donde dispararon a un avión comercial desde Aeroméxico, así como a dos aviones de la Fuerza Aérea Mexicana que debieron aterrizar de emergencia.
El objetivo era repetir el llamado "Culiacanazo", la primera detención de Ovidio en 2019 que desató un infierno en la ciudad y que obligó al gobierno de Andrés Manuel López Obrador a liberarlo por temor a un baño se sangre.
“Sembramos terror. Secuestramos gente y dijimos que los íbamos a matar”, dijo el segundo pistolero del Cártel de Sinaloa sobre aquel día. Aunque esta vez admite que el ejercito mexicano les paso por encima.
“Fuimos derrotados. Estaban mejor preparados”, lamentó otro sicario de 30 años que blandía un rifle AK-47 y pistolas y ocultaba su rostro detrás de un pasamontañas negro en las escasamente pobladas montañas de la Sierra Madre al norte de Jesús María.
Los sicarios admiten que cuando llegaron a Jesús María con un convoy de nueve camiones blindados encontraron cuerpos de pistoleros y soldados muertos esparcidos en la calle que conduce a la casa de Guzmán, así como vehículos blindados en llamas.
Incluso el camión en el que viajaban fue destruido y en la batalla perdieron 14 compañeros, los miembros del cártel aseguran que la organización delictiva perdió alrededor de 70 hombres en total.
En contraparte, la Sedena perdió a un coronel del ejército y 10 soldados, mientras que otros 35 resultaron heridos, informó Sandoval.
El pueblo de Jesús María que defiende a Ovidio
Una de las vecinas del pueblo, Érida Serrano de 57 años, quien vive al otro lado de la calle del rancho de Ovidio Guzmán, confesó al diario estadounidense que tiene una alta opinión del hijo de "El Chapo", pues ayuda a la gente de la comunidad con trabajos y cubre los gastos médicos y funerarios.
La mujer recuerda que durante el tiroteo para capturar a Guzmán se escondió en su habitación, aterrorizada. Cuatro de las balas del ejercito atravesaron sus ventanas y confesó que si padeciera de la presión "habría muerto”.
Cuando la batalla comenzó, relata, dos de los guardaespaldas de Ovidio se refugiaron en su casa y en una breve pausa en los tiroteos la ayudaron a llevarla en su silla de ruedas a un lugar más seguro: la casa de su vecino.
A pesar de que Ovidio es considerado uno de los mayores generadores de violencia de la región, Serrano está enojada porque el ejército mexicano destrozo su casa en busca de armas y aseguró que se llevaron hasta la licuadora, así como varias ollas y los tenis de su hijo.
Aunque el ejercito estableció una unidad de acción civil poco después del enfrentamiento para ofrecer cortes de cabello, tacos de bistec y botellas de agua de plástico gratis a los habitantes, unos 50 vecinos protestaron para exigir que los militares se vayan del pueblo.
“Mi hijo está aterrorizado por lo que pasó”, aseguró Sonia Mesa, una de las manifestantes y advirtió que: “Solo aceptaremos ayuda cuando el ejército se vaya”.
La recaptura de Ovidio Guzmán, quien dirigía una fracción llamada "Los Menores" -afín al Cártel de Sinaloa-, también dejó más de 256 vehículos fueron robados y quemados en todo Culiacán; así como la captura y destrucción de 40 vehículos del cártel, incluidos 26 camiones blindados.
Aunque la detención de Ovidio representa un duro golpe al Cártel de Sinaloa, el químico que dirige un laboratorio de fentanilo y una fábrica de pastillas cerca de Culiacán, aseguró que a seis días de la captura de su jefe ya había reanudado la producción de fentanilo, pues otros habían comenzado a hacer lo mismo.
“Ovidio era el jefe, pero no podemos esperar”, confesó.
En tanto, Ovidio Guzmán continua preso en el penal de Almoloya, la prisión de mayor seguridad del país de la que se fugó su padre en 2015, antes de ser recapturado y extraditado a Estados Unidos en 2017. Ahora cumple cadena perpetua en una prisión de máxima seguridad en Colorado.