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HISTORIAS DE YUCATÁN

¿Cuánto cuesta Chichén Itzá? La vez que se vendió a un estadounidense por solo 300 pesos

¿El gran descubridor o el gran saqueador de Yucatán?  El estadounidense Edward H. Thompson fue expulsado de México en 1926, pero las piezas no volvieron

Créditos: Latinamericanstudies.org
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Chichén Itzá atrae al año a miles de personas que todavía se sorprenden y preguntan: ¿cómo le hicieron los mayas?, ¿cómo es que lograron que todo esté perfectamente alineado con los astros? Por todas estas características, desde 2007 es una de las siete maravillas del mundo moderno.  Lejos de lo majestuoso, tiene un pasado escondido, en el que hay un estadounidense que pasó su vida entre descubrimientos y que adquirió el lugar a un precio de solo 75 dólares.

Para la historia nos remontamos a 1895, cuando Edward H. Thompson compró una plantación henequenera que incluía la zona arqueológica de Chichén Itzá. De acuerdo con la Jornada, el pago fue de 75 dólares, claro que en aquella época ese valor era muy distinto del actual, pero continúa sorprendiendo. La equivalencia en ese entonces era de 355 pesos, aunque algunos autores señalan que en realidad solo se pagaron 300.

Otros dicen que el área que adquirió fue solo de la hacienda Chichén Itzá, al lado de la zona arqueológica. Lo cierto es que él quedó fascinado por la cultura maya y reconstruyó la hacienda, destruida en la Guerra de Castas en Yucatán.

30 mil piezas históricas 

No era un arqueólogo de verdad, pero sí tenía una pasión por la cultura maya, que había estudiado a la distancia. Incluso publicó el artículo “Atlántida: no es un mito”, en la revista Popular Science Monthly en 1879. Decía que las estructuras mayas eran prueba de Atlantis. Así, un beneficiario de la American Antiquariam Society convenció a Thompson de mudarse a Yucatán a investigar los vestigios.

Edward H. Thompson

Tiempo después encontró el cenote sagrado y halló- casi al estilo de películas de Atlantis- piezas de oro y jade que sacó del país.  En 1918 llegó Sylvanus Morley, un arqueólogo que empezó la restauración de la antigua ciudad maya de Chichén Itzá. Morley propuso un sistema de contribuciones provenientes de suscripciones públicas para estimular el turismo.

Así trabajaban en el cenote de Chichén Itzá (Latinamericanstudies.org)

El 9 de abril de 1923, Alma Reed, una periodista del New York Times, publicó una entrevista con el arqueólogo, quien también fue cónsul de Estados Unidos en México. Según le confesó, buceaba por la zona del cenote -con la sospecha de los vestigios históricos- cuando encontró unas osamentas que después supo que eran de los mayas. Luego, aseguró, llegaron cráneos, restos de vajillas de jade y piezas de oro.

Edward H. Thompson tras bucear

En una parte de la Hacienda, se alojaban sus colegas del Instituto Carnegie de Washington, que se quedaron dos décadas.  Se estima que en total el diplomático estadounidense saqueó 30 mil piezas de la cultura maya. No todas volvieron a México, algunas pasaron al museo de la universidad de Harvard Peabody, otras forman parte de otros museos de Estados Unidos, de colecciones particulares o fueron repatriadas con diferentes gestiones.  Entre las más importantes están la Venus Maya y el Mauseleo del Gran Sacerdote.

Edward H. Thompson y familia

“Don Eduardo- como lo conocían- contó que todos se impresionaron por el cuchillo de sacrificios que había hallado”, de acuerdo con Reed para NYT.

Pudo heredar los terrenos por Chichén Itzá

Don Eduardo cambió de estatus y de gran descubridor pasó a ser buscado por las autoridades mexicanas que lo acusaron de saqueo. Infobae retomó una publicó del Diario Oficial de la Federación del 4 de febrero de 1927, que dejaba constancia que el estadounidense fue acusado de comprar propiedades a precios bajos, además de que sacó del país piezas de alto valor histórico para venderlas en universidades de Estados Unidos. En ese momento era dueño de 20 propiedades.

En esa averiguación se pidió el embargo de sus bienes para tratar de compensar el daño causado. En 1926 se clausuró la Hacienda y él jamás fue a la cárcel, solo expulsaron.

El juicio principal lo demandaba por 1,3 millones de dólares y comenzó luego de la publicación de un libro sobre sus descubrimientos. Aunque resulte increíble, la Suprema Corte dio el fallo a su favor y la hacienda pasó a manos de sus herederos. Algunos afirman que sus trabajos de restauración permitieron que las estructuras se conservaran hasta nuestros días.

Fue hasta los años 30, cuando Fernando Barbachano Peón adquirió las propiedades de los herederos y hay varios hoteles aledaños, entre ellos el Hacienda Chichén Itzá Resort y el Mayaland.

La pregunta abierta es la misma que al principio: ¿saqueador o descubridor?