En medio de la crisis política que azota a Perú... hubo una inesperada 'ayudadita' de la Cuarta Transformación al gobierno actual de dicha nación andina.
El presidente peruano, Pedro Castillo, se reunió este miércoles por sorpresa y al filo de la medianoche con el canciller mexicano, Marcelo Ebrard, con el fin de fortalecer el comercio exterior e inversiones entre ambos países.
"A fin de fortalecer el comercio exterior e inversiones con el hermano país de México (...) me reúno en Palacio de Gobierno con el secretario de Relaciones Exteriores de México, Marcelo Ebrard e inversionistas mexicanos", escribió Castillo en Twitter poco antes de que comenzara el encuentro.
Durante la reunión, en la que participaron varios ministros peruanos, Castillo afirmó que, para él, es muy "satisfactorio" recibir a Ebrard "en la casa del pueblo", como definió al Palacio de Gobierno.
"Me siento (muy satisfecho) cuando los incas y los aztecas hablamos un solo lenguaje y mantenemos una relación histórica", comentó.
Castillo reconoció la labor de los empresarios y mostró su esperanza de que se "sientan cómodos".
"Hay que abrir las puertas a nuestros hermanos empresarios, hagamos las cosas bien", afirmó.
Por su parte, Ebrard, en una breve intervención, celebró el incremento del comercio entre los dos países e invitó a Castillo para que participe en la cumbre de la Alianza del Pacífico que se celebrará en noviembre en Oaxaca.
Asimismo, reiteró la "mejor disposición de cooperación" de México con Perú y le agradeció "el trato a las empresas" de su país.
Tras su visita a Lima, Ebrard viajará a Bolivia y, posteriormente, a Colombia, según anunció en un vídeo que publicó en sus redes sociales.
Esta no es la primera vez que el Gobierno peruano recibe un 'espaldarazo' del Gobierno mexicano: hace unos meses el secretario de Hacienda. Rogelio Ramírez de la O, acudió a dicho país para dar asesoría en temas económicos, lo cual fue criticado por la oposición como una injerencia en asuntos locales.
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Asimismo, el presidente Andrés Manuel López Obrador ha dado su apoyo a la administración de Castillo y ha repudiado los ataques, a los que ha acusado de racistas, en contra del peruano.
Gobierno de Castillo se 'tambalea' y suma nueva renuncia clave
El Gobierno peruano mostró de nuevo sus costuras este miércoles con la renuncia de su primer ministro, Aníbal Torres, acerca de la que todavía no se ha pronunciado el mandatario Pedro Castillo, pese a ser el cuarto presidente del Consejo de Ministros que deja su cargo en un año.
Torres sorprendió a primera hora de la mañana al poner su cargo a disposición de Castillo a través de una carta que publicó en sus redes sociales y a la que todavía no ha respondido el jefe de Estado.
Al no ser una renuncia irrevocable, el gobernante tiene la posibilidad de rechazar la renuncia y, por tanto, tratar de hacer que el premier reconsidere su decisión.
No obstante, el jefe de Estado ha dejado transcurrir toda la jornada sin pronunciarse acerca del caso, lo que ha incrementado todos los rumores, mientras antiguos aliados y detractores afilan los cuchillos de la crítica.
Una vez Castillo abandone su sigilo, y si finalmente acepta la renuncia de Torres, deberá nombrar un nuevo primer ministro. Comenzará entonces una nueva disputa con el Congreso.
Deberá hacerlo para conseguir que el nuevo gabinete ministerial reciba el voto de la confianza necesario del Parlamento. En el caso de Torres, obtuvo 64 votos a favor, 58 en contra y 2 abstenciones.
Sin embargo, desde entonces las relaciones se han tensado incluso con Perú Libre, el partido autoproclamado marxista con el que Castillo llegó a la Presidencia y del que ha sido expulsado.
Al poco de conocerse la renuncia de Torres, el líder del partido, Vladimir Cerrón, publicó un críptico mensaje en su cuenta de Twitter: "Gallinazo (ave rapaz) limeño sobrevolando en círculo Palacio por 'muerto' en PCM".
La frase consolida la distancia abierta desde hace meses entre Castillo y su ya antiguo partido, una brecha menor que la que le separa de otras bancadas del Parlamento, donde se antoja muy difícil que pueda obtener el voto de confianza.
En caso de que no pasara dicho voto, Perú quedaría inmerso en una crisis total por la renuncia del cuarto primer ministro en un año.