El próximo 7 de julio habrá una reunión entre la gobernadora de Chihuahua, Maru Campos, y representantes de la iglesia católica para revisar la situación de seguridad en la Sierra Tarahumara tras el asesinato de 2 sacerdotes jesuitas y un guía de turistas en Cerocahui.
Héctor Fernando Martínez, vicario general de la Diócesis de la Tarahumara, lo confirmó así con Joaquín López-Dóriga en Grupo Fórmula.
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“Se fijó para el 7 de julio, nos encontraremos con Maru Campus el señor Obispo y yo para dialogar y presentar también los aportes que nos dé la Compañía de Jesús en tanto que ellos tienen propuestas de reconstrucción del tejido social de mucho valor por la experiencia que tienen y que se buscará implementar en la Sierra”, señaló.
El padre señaló que tuvo una entrevista con el director de Seguridad de la gobernadora, y luego hablaron con la Compañía de Jesús para establecer siguientes pasos a tomar tras el asesinato de los sacerdotes jesuitas Javier Campos y Joaquín Mora, de quienes concluyó su sepelio el lunes.
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La persona señalada por este triple homicidio en la Sierra Tarahumara es José Noriel Portillo, alias “El Chueco”, considerado cabecilla del Cártel de Sinaloa en la entidad y buscado por autoridades federales y estatales por este crimen.
El vicario general de la Diócesis de la Tarahumara dijo que lo que buscan hacer con la gobernadora es presentarle una agenda o diálogo social que quieren hacer para que se les escuche y buscar ajustes en torno a la atención a comunidades indígenas en algunas de sus secretarías y órganos del gobierno de Chihuahua.
Particularmente, dijo, en la de Pueblos Originarios y del Instituto Chihuahuense de las Mujeres por situaciones que tienen presentes de violencia intrafamiliar y laboral a mujeres indígenas.
“Ya lloramos, ya nos abrazamos, ya nos consolamos. Ahora pa’ lante”, dijo el padre por las acciones a seguir tras los funerales de los sacerdotes jesuitas.
El padre Héctor Fernando Martínez comentó que desde el gobierno han llegado consultas sobre reformas constitucionales o proyectos con “buena intención”, pero consideró que sería más fácil preguntar a los rarámuris en la Sierra Tarahumara qué los hace felices y que les pone tristes para diseñar estrategias para la población de la región.
“De las respuestas a esas 2 preguntas, tendrían para un programa de gobierno, no necesitan traerlo de fuera. Las comunidades son capaces de decirles: esto nos va a ayudar, esto no, así de sencillo y así de complejo, pero ese es el camino”, expresó sobre las necesidades de la población en la Sierra Tarahumara.