El sábado un avión se acercó mucho a otro que estaba a punto de despegar en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM); se mencionó que el Control de Tránsito Aéreo autorizó el aterrizaje, pero todavía no se precisa quién fue el culpable. Por lo que muchos se preguntan, ¿quién vigila el espacio aéreo y cómo lo hacen? Te contamos.
El espacio aéreo mexicano está a cargo de los Servicios a la Navegación en el Espacio Aéreo Mexicano (Seneam), un órgano desconcentrado que depende de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SICT).
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Tras el incidente del sábado, el titular del Seneam, Víctor Hernández, tuvo que renunciar, puesto que la misión y objetivo del organismo es proporcionar servicios que ayuden a la navegación aérea de personas y bienes con seguridad, fluidez y orden conforme a la normatividad nacional e internacional aplicable.
¿Quién vigila el espacio aéreo y cómo lo hacen?
El espacio aéreo es vigilado por el Control del Tránsito Aéreo, que está compuesto por los controladores de tránsito (o tráfico) aéreo y un sistema tecnológico complejo.
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La vigilancia se hace mediante el Sistema de Monitoreo, Administración y Regulación del Tránsito Aéreo (SMART), donde se organiza el flujo de aeronaves hacia el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM), así como de los otros aeropuertos del país, de acuerdo con información del Seneam.
La regulación de las operaciones aéreas se basa en dos aspectos: equilibrar la demanda de los aterrizajes entre la capacidad del aeropuerto; y distribuir las aeronaves que aterrizan en bloques de llegada de 15 minutos a lo largo de una hora.
El AICM tiene una capacidad para que puedan aterrizar hasta 40 aviones por hora, lo que significa que cada quince minutos pueden llegar 10 aeronaves.
Aunque las operaciones aéreas no sólo se basan en la capacidad de los aeropuertos, también se contemplan las condiciones metereológicas en el lugar y en sus alrededores, que no haya ninguna pista cerrada, así como que no se presenten emergencias o urgencias en las aeronaves.
Teniendo en cuenta todo lo anterior, los pilotos envían propuestas de horarios de despegue a los controladores de tránsito, luego las torres de control de los aeropuertos pasan las horas propuestas al sistema; el SMART procesa esa información, haciendo un cálculo basado en la velocidad del avión para determinar la hora en la que llegará a su destino.
Si la hora de llegada aparece en rojo en el controlador de flujo del SMART, significa que ese horario está saturado y se le asigna un nuevo horario estimado de salida al avión; si la hora de llegada no se encuentra localizada en un bloque saturado, el sistema le responde al controlador, indicándole que el avión puede despegar en la hora propuesta.
Esto se hace para que el Control de Tránsito Aéreo pueda prevenir colisiones entre las aeronaves y los obstáculos de vuelo en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, así como de otros aeropuertos.