Muy a menudo se puede escuchar a nuestros abuelos o padres decir: “No te asustes con el animal del difunto” o con "la manga del muerto". Si bien se trata de una interesante parte de la historia de nuestro México antiguo, ¿qué quieren decir?
Cuando una persona cuenta una historia, puede nombrar los eventos de manera diferente y terminar con las palabras "y la manga de los muertos". Esta oración se usa para terminar la historia con algo más sutil, y sucedieron mil cosas más que no estaban relacionadas o que me dio flojera contarlas.
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¿Quién es el muerto y qué tiene que ver su manga con él?
“La manga del muerto” se utiliza como sinónimo del “etcetéra” ( proveniente del latín et más cetera: Y lo demás). Se señala como una frase de carácter totalmente prescindible, ya que con alta probabilidad versaría sobre cosas que ya se saben y que, en caso de que no se supieran, nada se perdería con seguirlas ignorando, puesto que forman parte de un largo etcétera de conocimientos no esenciales.
Esta frase se remonta a la época neohispánica en la ciudad de Compostela, hoy en día Guadalajara.
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Hay una comunidad llamada "La Santa Vera Cruz" que se ocupa principalmente de los pagos funerarios de los delincuentes ejecutados. Al principio, tenían suficientes recursos para enterrarlos en un ataúd, pero finalmente se agotaron los fondos y fueron enterrados en petate, el cuál es un tipo de tapete, alfombra tejida o estera, de ahí proviene la palabra "petatear".
Cuando los miembros de la cofradía andaban por la calle en dirección al cementerio las personas gritaban “no me asustan con el petate del muerto”. Hasta el siglo XIX esta expresión fue muy utilizada si se quería retar a alguien o darle ánimos para atreverse a algo, y para hoy en día la locución de ésta se cortó a “El petate del muerto”.
Así bien, la frase fue deformada a decir “la manga del muerto” (siendo forma más moderna) al ser una cosas sin interés, pues lo que realmente importaba era en sí el muerto.