Hacia las 10 de la noche del lunes 23 de mayo, un grupo de unas 15 personas armadas y encapuchadas llegó repartido en varios vehículos al número 501 de la calle Azalea, entre Fresno y Lago de Texcoco, en la colonia Valle Hermoso, en Celaya.
Ahí abrieron fuego en contra de quienes estaban al interior del bar contiguo al Hotel Gala, con lo empezó la masacre que acabó con la vida de 11 personas, 8 mujeres y 3 hombres.
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Según los últimos reportes, se produjeron al menos 50 disparos, que causaron heridas en al menos otras 5 personas, quienes fueron trasladadas al Hospital General de Celaya para su atención.
De los fallecidos, al menos 9 de las 11 personas fallecidas fueron identificados como trabajadores del bar mientras dos se presume que eran clientes del lugar. Los 11 se llevaron al servicio médico forense en la capital del estado para practicarles las necropsias correspondientes.
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Sin embargo, no paró ahí el ataque. Según los reportes oficiales, antes de huir, los agresores utilizaron bombas de fabricación artesanal y quemaron las fachadas del bar y del hotel, de acuerdo con Jesús Padilla, director del diario AM de León, Guanajuato, en su colaboración para Atando Cabos por Denise Maerker.
Hasta ahora, la Fiscalía General de Justicia de Guanajuato no reporta ninguna detención por el caso ni ha dado a conocer algún posible móvil, mientras que para las investigaciones, solicitaron los videos de la cámara de seguridad que está frente al hotel.
Los agresores, a quienes se les asocia con el Cártel de Santa Rosa de Lima, dejaron una cartulina firmada a nombre de esa agrupación, con un mensaje para un grupo rival: el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG).
En la cartulina, había un mensaje que mencionaba una posible razón de esta masacre en Celaya: el día anterior, 3 personas fueron ejecutadas en la misma localidad y sus cuerpos quedaron abandonados en las inmediaciones del bar.