Desde el gobierno federal, se han referido a la Selva Lacandona como “un tesoro natural” en el estado de Chiapas; esto por la cantidad de flora y fauna que habita este espacio al sureste de México.
De acuerdo con cifras oficiales se estimaba que originalmente ocupaba una superficie aproximada de 1.8 millones de hectáreas en el oriente del estado de Chiapas, esto incluía en municipios como Ocosingo, Benito Juárez, Altamirano y Palenque, lugar por donde pasará el Tramo 1 del Tren Maya.
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Incluso en videos del Tren Maya en Facebook se promociona visitar la Selva Lacandona al bajarse en la estación de Palenque.
Sin embargo, y a pesar de la promoción y difusión que tiene esta zona del país, hoy en día hay pocos datos públicos que se puedan conocer sobre acciones en cuanto a la recuperación de la selva.
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¿Sembrando Vida ayuda en la recuperación de la Selva Lacandona?
Uno de los programas destacados de este gobierno que bien podrían apoyar en el rescate de la flora o vegetación es Sembrando Vida, el cual básicamente apoya a habitantes de una región para que siembren y cuiden árboles en sus tierras.
En la página de este programa social se detalla que se ha alcanzado a beneficiar a personas de 20 estados de la República mexicana, uno de ellos según se muestra en la plataforma es Chiapas.
Pero no se cuenta con un desglose particular de la zona para saber de qué forma ha ayudado o puede contribuir en la recuperación de la Selva Lacandona.
Para agosto del 2021 el programa había llegado a mil 298 comunidades en Chiapas, donde se sembraban casi 200 mil hectáreas, señaló el entonces secretario de Bienestar, Javier May.
También explicó que como parte de la Segunda Jornada Nacional de Siembra, de la Secretaría del Bienestar y que inició en junio del 2021, se contemplaba sembrar en Chiapas 84 millones de nuevos árboles; para ese entonces se tenía el 37.5 por ciento o 31.5 millones. Pero no se detalló si una cantidad se destinó a esta región de la selva en particular.
Importancia de la Selva Lacandona
Esta selva se ubica en la cuenca del río Usumacinta y abarca Áreas Naturales Protegidas a nivel federal que van desde monumentos naturales, Bonampak por ejemplo, refugios de flora y fauna silvestre; así como reservas de la biósfera que incluyen la de Montes Azules.
Ésta, por sí sola, tiene una biodiversidad que incluye el 20 por ciento de las especies nacionales de plantas, 30 por ciento de aves, 27 por ciento de mamíferos y 17 por ciento de peces dulceacuícolas.
La Selva Lacandona también es lugar de especies amenazadas o en peligro de extinción, como el jaguar o la guacamaya roja.
A pesar de su diversidad, se han hecho llamados y exhortos para trabajar en esfuerzos para evitar perder esta región de gran diversidad.
De acuerdo con un reporte de la organización Natura y Ecosistemas Mexicanos, que hace trabajos sobre los ecosistemas de esta región, y que retomó el diario El País, la selva tenía una extensión de 1.8 millones de hectáreas, pero para 1982 redujo su superficie total arbolada en 32 por ciento.
Para finales del 2019, el daño estimado ascendió a dos terceras partes del territorio original.
Esfuerzos privados a favor de la Selva Lacandona
Además de los esfuerzos que se pueden tomar desde el ámbito público, hay esfuerzos desde organizaciones y el sector privado que han contribuido a su recuperación.
Así por ejemplo, está el trabajo de Fundación Slim que en colaboración con Natura y Ecosistemas Mexicanos implementó diferentes medidas para la conservación en la región, entre ellos, actividades de restauración de ecosistemas, generación de empleos verdes y sensibilización ambiental.
De acuerdo con los logros difundidos a principios de año por la propia fundación, se ha dado mantenimiento de casi 250 mil hectáreas, incrementó la población silvestre de México de la guacamaya roja además de aplicación de instrumentos de conservación y planeación de territorio en municipios de la zona que llevaron a la conservación de 12 mil hectáreas de selva.
El avance del Tren Maya
Los trabajos de la construcción del Tren Maya en el Tramo 1, así como en otras zonas continúan; ello mientras de nueva cuenta activistas pusieron el foco de la atención en el impacto ambiental de dicha obra.
A pesar de que este llamado se enfocó en Quintana Roo, los esfuerzos por proteger zonas naturales podrían replicarse y apoyar a que más acciones de conservación y recuperación de flora y fauna puedan extenderse a más lugares, como la Selva Lacandona.