La estrategia de infundir terror en la población desde los grupos criminales comenzó hacia la segunda mitad de la década de los 2000, pasado el inicio de la denominada "Guerra contra el narco" de Felipe Calderón, el 4 de enero de 2007. Este fenómeno desató que las actividades del narco se volvieran más visibles.
Primero con balaceras y tiroteos en la disputa de territorios, pero luego, con otras acciones para infundir miedo en la población, con levantamientos, secuestros, extorsiones, tortura y la decapitación. Algunas de ellas se dieron en las comunidades de desplazados de Jerez, como se da cuenta en la investigación especial de Grupo Fórmula: "Los fantasmas de Jerez: Las casas y las vidas que arrebató el narco".
En el Código Penal Federal, el terrorismo se define como cualquier acto que por algún medio violento busque intencionalmente atentar contra bienes o servicios públicos o privados o la integridad física, emocional o la vida de las personas, de modo que produzca alarma, temor o terror en la población o un sector, o bien para atentar contra la seguridad nacional o presionar a la autoridad o un particular a tomar una decisión.
En un artículo de 2008, Gerardo Rodríguez y Mario Arroyo explican que el narcoterrorismo se vio impulsado por la estrategia de combate a los grupos criminales, así como por la descentralización de la seguridad pública y el rompimiento de los pactos de impunidad entre narcos y autoridades.
Su manifestación más clara fue el asesinato de funcionarios de seguridad entre 2006 y 2007. Se trataba, mencionan, de un desafío directo a la autoridad a la par de un mensaje a sus opositores: nadie se interpondría en su camino en el trasiego de drogas a EU.
La estrategia del terror del narco en Jerez
De acuerdo con Juan Salgado, investigador del World Justice Project, la estrategia del terror como la que se aplicó en las comunidades de Jerez y derivó en que sus habitantes se volvieran desplazados es parte de una acción de control territorial usada sobre todo por grupos de mercenarios o escisiones de los cárteles.
"Esto inició hace como dos años", sostuvo en entrevista con Grupo Fórmula. "A finales de 2020 empezaron los primeros levantamientos, y más allá de la batalla entre cárteles, son posicionamientos territoriales, es decir, una manera en la que más bien buscan tener control territorial precisamente a partir del terror", comentó.
Desde su óptica, los casos como Palmas Altas donde levantaron un día a 6 personas y día después aparecieron 4 de ellas muertas, mientras 2 siguieron desaparecidas, es una forma de amedrentar a la población y de mostrar el poder de los cárteles para intimidarla, que impactó no sólo a la comunidad, sino a las localidades cercanas.
"Tiene un mensaje muy fuerte para los pueblos vecinos. Y no es en muchas ocasiones una cuestión de venganza contra alguien de ahí o que hayan hecho algo contra el cártel, simplemente son estrategias de amedrentamiento", resaltó.
No obstante, consideró que en el caso de Jerez se presentó una situación muy particular y poco usual en otros casos de narcoterrorismo: los criminales dieron una especie de treguas a los habitantes, para que pudieran volver a sus casas.
Ocurrió el 13 de febrero pasado, cuando escoltados por elementos de la Guardia Nacional y coordinados por el ayuntamiento de Jerez, los habitantes de Palmas Altas volvieron a sus casas por su documentación oficial.
Habitantes que participaron de esa expedición relataron a Grupo Fórmula que al llegar a sus casas, encontraron huellas de que los narcos habían estado ahí. Pero no hace semanas o días, sino apenas unos minutos antes. "Una señora encontró un plato de caldo caliente, lo acababan de servir. Hasta una nieve empezada encontraron, así sin derretirse", contó uno de los desplazados.
Juan Salgado concluyó que si bien, el terror del narco lleva más de 15 años de manifestarse en el país, no se le considera como tal, aunque sigue patrones de prácticas similares que se han visto en países como Colombia, Brasil o Chile. O Jerez, donde los desplazados dejaron sus viviendas ante un enemigo invisible, casi como un fantasma, que les arrebató sus casas y sus vidas.