El Senado de la República aprobó con 105 votos a favor el dictamen para conmemorar el centenario de la llegada de los menonitas a México con una moneda conmemorativa, la cual formará parte de la familia C1, misma que ya integra las alusivas al Bicentenario de la Consumación de la Independencia y la de los 700 años de la fundación de México-Tenochtitlán.
Alejandro Armenta Mier, presidente de la Comisión de Hacienda del Senado, promovió el dictamen que ya fue aprobado y será enviado tanto al titular del Ejecutivo como al Banco de México (Banxico), con el objetivo de que comience la acuñación de la moneda. Ricardo Monreal, presidente de la Junta de Coordinación Política (Jucopo), reconoció la autogestión de la comunidad menonita en México.
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Aunque aún no se aprueba su diseño, la pieza tendría una forma dodecagonal (de 12 lados) como la mayoría de las monedas correspondientes a la familia C1, tendría un peso de 12.6 gramos y 30 milímetros de diámetro y un canto estriado discontinuo, es decir, el borde. Tendrá un valor de 20 pesos.
Estas monedas son fabricadas con una aleación de metales: cobre, en un 65 por ciento; zinc, en un 25 por ciento y níquel, en un 10 por ciento. Sumado a que el anillo periférico presenta una aleación de bronce-aluminio.
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¿Quiénes son los menonitas?
De acuerdo con la Revista Mexicana de Sociología, publicación de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), los menonitas son una comunidad de origen europeo que llegó a México a partir del año 1922, estableciéndose en Cuauhtémoc, Chihuahua, y que se rigen bajo los preceptos de la iglesia Altkolonier.
La lengua que hablan los menonitas, el plattdeuscht, no es reconocida por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) y "sus métodos de explotación de los recursos naturales los han enfrentado con distintos tipos de organizaciones campesinas". Sin embargo, han contribuido a la generación de la riqueza a nivel local.
Los menonitas cuentan con empresarios, industriales y grandes agricultores, así como los profesionistas y propietarios de grandes empresas. En las comunidades donde habitan también cuentan con pequeños talleres como de refacciones o vulcanizadoras, además de talleres que son el motor de la economía familiar.