Nacional

HORARIO DE VERANO

Horario de verano 2022: estos son los daños a la salud que puede causar

El horario de verano puede ser más que una molestia a la hora de despertar, te decimos cuáles son los daños a la salud que puede causar.

Te decimos cuáles son los daños a la salud que puede causar el horario de verano. Créditos: Pixabay
Escrito en NACIONAL el

Odiado por muchos y esperado por otros, el horario de verano esta casi a la vuelta de la esquina, por esto te decimos cuáles son los daños a la salud que puede causar adelantar una hora en la salud de tu organismo. 

Aunque adelantar la hora es una molestia para muchos, este no es el único defecto del horario de verano, pues investigadores están descubriendo que también esta relacionado con efectos negativos para la salud.

De acuerdo con Beth Ann Malow, profesora de Neurología y Pediatría de la Universidad de Vanderbilt en Nashville, Tennessee, existe evidencia sólida de que esta transición anual al horario de verano esta relacionada con un aumento de accidentes cerebrovasculares, ataques cardíacos y falta de sueño en los adolescentes.

La especialista explicó que “retroceder”, es decir, pasar del horario de verano al horario estándar cada noviembre, es relativamente benigno y sólo basta con algunas semanas para recuperarse del cambio. 

Sin embargo, saltar hacia adelante es más duro para el cuerpo, debido a que nuestro reloj biológico se adelanta una hora; con un cambio permanente a la luz de la mañana durante casi ocho meses, privándonos de la luz que nos ayuda a establecer los ritmos naturales del cuerpo: nos despierta y mejora el estado de alerta .

Aunque Mallon precisó que aún se desconocen las razones exactas, esto puede deberse a los efectos de la luz en el aumento de los niveles de cortisol, una hormona que modula la respuesta al estrés o al efecto de la luz en la amígdala, una parte del cerebro involucrada en las emociones.

En contraparte, la exposición a la luz más tarde en la noche retrasa la liberación de melatonina en el cerebro, la hormona que promueve la somnolencia, lo que puede interferir con el sueño y hacer que durmamos menos en general, un efecto que se puede prolongar más semanas de la habitual.

Además, en los adolescentes este efecto es aún peor, pues la pubertad hace que la melatonina se libere más tarde en la noche, lo que significa un retraso en la señal natural que los ayuda a conciliar el sueño. Este cambio en la melatonina durante la pubertad dura hasta los 20 años.

A ello se suman los horarios escolares que pueden provocarles privación crónica del sueño, debido a que muchos niños comienzan la escuela alrededor de las 8 a.m o antes, lo que significa que durante el horario de verano, muchos de ellos se levantan y viajan a la escuela en la oscuridad total.

El efecto “borde occidental”

La geografía también puede marcar la diferencia en la forma en que el horario de verano afecta a las personas, pues un estudio mostró que las personas que viven en el borde occidental de una zona horaria, que reciben luz más tarde en la mañana y más tarde en la noche, duermen menos que sus contrapartes en el borde este de una zona horaria.

El estudio encontró que los residentes del borde occidental tenían tasas más altas de obesidad, diabetes, enfermedades cardíacas y cáncer de mama , así como un ingreso per cápita más bajo y costos de atención médica más altos. Otra investigación ha encontrado que las tasas de ciertos otros tipos de cáncer son más altas en el borde occidental de una zona horaria.

Los científicos creen que estos problemas de salud pueden resultar de una combinación de privación crónica del sueño y “desalineación circadiana”. La desalineación circadiana se refiere a un desajuste en el tiempo entre nuestros ritmos biológicos y el mundo exterior. En otras palabras, el horario del trabajo diario, la escuela o las rutinas de sueño se basan en el reloj, en lugar de la salida y la puesta del sol.

Aunque la idea de tener un horario de verano consiste en disminuir la luz eléctrica para ahorrar energía, con el tiempo se ha demostrado que las necesidades de luz aumentan por la mañana, así como las de calefacción por la mañana en invierno y las de aire acondicionado al final de la tarde en verano.

A este argumento, se suman el de la caída de las tasas de criminalidad con el horario de verano debido a que hay más luz al final del día, pero los efectos son pequeños.