La vacuna BCG es conocida entre las personas a las que se les ha aplicado debido a que deja una cicatriz particular en el brazo. En México, es parte del esquema implementado en la Cartilla Nacional de Salud e indica que se deba aplicar al momento del nacimiento.
Se aplica como protección contra la tuberculosis, una enfermedad que tan solo en 2020 dejó un total de 1.5 millones de personas muertas en el mundo, según información de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
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La tuberculosis es causada por Mycobacterium tuberculosis, una bacteria que casi siempre afecta a los pulmones y que se transmite de persona a persona a través del aire, cuando los enfermos tosen, estornudan o escupen.
¿Por qué la vacuna BCG deja una cicatriz?
De acuerdo con información de la Secretaría de Salud, la cicatriz se produce por un proceso en el que, tras aplicarse la vacuna se genera un nódulo, después se convierte en una úlcera que no requiere de ningún tipo de tratamiento más allá de mantenerla limpia, posteriormente, entre la sexta y doceava semana se volverá una costra que terminará siendo la famosa marca.
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La vacuna está hecha por una preparación de bacterias vivas atenuadas derivadas de un cultivo de bacilos de los investigadores Calmette y Guérin. Bacilo de Calmette y Guérin es el significado de las siglas BCG.
Además de la cicatriz, otra reacción que puede presentarse es que se inflamen los ganglios de la axila en la que se aplicó, se sentirán "como bolitas". Pero no requieren cirugía ni tratamientos, pues se curan solos.
La vacuna debe aplicarse en los primeros años, es decir, a bebés y niños pequeños. No se recomienda su aplicación en niños con alergia a algún componente de la vacuna, con fiebre mayor a 38 grados, lesiones en la piel, con leucemia, con síntomas de SIDA o bebés con un peso menor a los 2 kilogramos.