Con desesperación desbordada, decenas de migrantes, niños y adultos, se lanzaron este miércoles al río Bravo en la frontera de Matamoros, Tamaulipas, para entregarse a las autoridades estadounidenses y buscar que se les permita quedarse en el país.
"Desde hace unos días, algunos migrantes, sobre todo venezolanos, desesperados porque llegan a tener más de dos o tres meses esperando en Reynosa o Matamoros que su situación migratoria se pueda arreglar, empezaron a cruzar el río Bravo a bordo de inflables", contó la reportera Daisy Rivera para Atando Cabos.
Esta situación provocó la movilización de los cuerpos de seguridad estadounidenses para detenerlos al momento de llegar a su territorio.
Con colchones inflables y algunos salvavidas, mujeres y menores subían a la “lancha” y apoyados en las personas que también están en espera de asilo, pasaron el caudal que anteriormente ha provocado la muerte de centroamericanos y mexicanos que buscan el “sueño americano”.
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De acuerdo con las autoridades migratorias, este tipo de incursión es bastante peligrosa, pues los migrantes piensan que el caudal del río es tranquilo, porque eso aparenta, pero no es así y en otros años ha muerto gente por esta causa.
“Han pasado como unas 200 personas. (Estamos) apoyando a las personas que son de otra nacionalidad para ayudarlos a que pasen porque aquí hay que hacer un trámite y dura mucho”, declaró a EFE el venezolano, Jonathan Contreras.
En la zona del río Grande, como en Estados Unidos se conoce al afluente que divide a los países, los agentes interceptaban a los que llegaban por esta vía y los conducían a unidades para trasladarlos a otra instancia.
Por otro lado, Daisy Rivera explicó que la mayoría de los mexicanos que quieres regresar a nuestro país lo hacen por Nuevo Laredo, por lo que la frontera tamaulipeca está sumamente congestionada y las autoridades migratorias están saturadas.
El posible futuro fin del llamado título 42, implementado durante la administración de Donald Trump y por el que se le permitía al Ejecutivo expulsar automáticamente a migrantes sin documentos, creó bastante expectativa entre migrantes.
Antes de que cayera la noche, las familias continuaban con la actividad, buscando que el Gobierno del presidente estadounidense Joe Biden, que mantiene vigente el Título 42, les diera una oportunidad al ingresar a la nación bajo este método penado por el país de las barras y las estrellas.
“Ya tenemos más de un mes aquí y nada, los bebés se han enfermado, este frío les ha pegado mucho. Es desesperante, demasiado, ya son tres meses viajando, es muy fuerte”, argumentó la migrante Norveli a EFE.
La crisis migratoria en Matamoros, en Tamaulipas, se ha acentuado por la falta de albergues, alimentos y servicios, mientras centenares ya habitan en la ribera del río Bravo en casas de campaña como sucedió hace algunos años atrás con el Programa de Protección a Migrantes desplegado en la era de Donald Trump.
Con información de EFE