La palabra "wey" está completamente ligada a las y los mexicanos, pues tiene una gran variedad de usos, es decir, que se emplea para referirse a personas en diferentes ocasiones sin tener que llamarlas por su nombre y aplica para todos los géneros.
Este término cuenta con una historia de origen, de igual manera que otros coloquialismos, por lo que explicaremos cuándo empezó a usarse en el país.
¿Qué significa la palabra wey y cuándo empezó a usarse?
En sus inicios, la palabra "güey" se utilizaba como insulto, aunque hasta la actualidad no ha cambiado el hecho de que se usa para referirse a otras personas.
De acuerdo con información de la Academia Mexicana de la Lengua, "güey" proviene de buey, del toro manso y castrado. Dicho animal es de carga y araba el campo de forma torpe y con un paso lento, por lo que es el lado opuesto del toro bravo.
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Así fue como de tanto llamar "buey" a alguien para criticarlo por su torpeza y su falta de inteligencia, la palabra comenzó a tener modificaciones que también viven otras palabras como 'abuelo' o 'bueno' y que acaban convertidas en "agüelo" y "güeno".
Académicamente este fenómeno de la lengua se llama: "velarización del sonido bilabial oclusivo sonoro en la letra 'b', a la que se le da el sonido de la 'g'", explica Georgina Barraza, lingüista de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
"Ese fenómeno es frecuente cuando tienes una 'b' seguida del diptongo 'ue', y suele estar adscrito a un nivel sociocultural con una escolaridad baja", puntualiza.
En ese sentido, aunque "güey" comenzó siendo una palabra despectiva y de bajo nivel cultural, durante el siglo XX se transformó en un concepto mucho más amplio hasta alcanzar un sentido neutro o positivo.
Según el diccionario de Americanismos, "güey" se utiliza en México, El Salvador y Nicaragua. Sin embargo, la académica de la UNAM reconoce que es muy difícil localizar el origen de este tipo de palabras que se usan en el habla popular, por lo que es mucho más complejo ponerle una fecha.
Georgina Barraza considera que para que una palabra así fuera contenida en obras literarias, al menos debía de contar con "tres generaciones de uso para que fuera lo suficientemente extendida", por lo que sitúa su origen a principios del siglo XX o finales del siglo XIX.
Con el paso del tiempo, la evolución del idioma le dio a "güey" otros significados e interpretaciones hasta el punto de que las siguientes generaciones la utilizan no sólo como adjetivo negativo, sino como nombre común para referirse a un amigo, a una persona de manera genérica o para hablar de la pareja sentimental.
Además, no se mantuvo sólo como "güey", sino que evolucionó a "wey", y los lingüistas creen que las redes sociales tuvieron que ver, pues había que usar menos caracteres para expresarse y fonéticamente la letra "w" se acerca al sonido de "güe" y así es más fácil de escribir en plataformas digitales.