El próximo 12 de octubre se conmemora el día marcado como el "descubrimiento de América" por los calendarios, así como libros de historia de educación primaria y secundaria de múltiples países que conforman el continente, cuya historia relata la llegada de barcos españoles, dirigidos por Cristóbal Colón.
El desarrollo de la navegación, así como la necesidad de encontrar otra ruta comercial hacia la India y el interés por tener una expansión territorial y religiosa, con fines comerciales y económicos, fueron algunos factores que llevaron a España a adentrase en el océano.
A través de rutas que nunca habían explorado y con la promesa de obtener ganancias, en 1492, Cristóbal Colón partió de Europa con tres barcos llamados "La Niña, La Pinta y La Santa María", además de una tripulación formada cerca de un centenar de hombres, en busca de la India.
El viaje se realizó con la inversión económica de Isabel de Castilla, integrantes de la nobleza y comerciantes, lo que llevó a aquel 12 de octubre de 1492, día en el que Cristóbal Colón llegó a lo que hoy conocemos como América.
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¿Es correcto llamar al hecho histórico como "descubrimiento de América"?
No, este episodio de la historia del continente ha sido señalado así durante mucho tiempo e incluso en algún momento exponía una especie de 'orgullo' centrado en el mestizaje, sin embargo, esto ha sido cuestionado por los historiadores que encuentran una grave problemática en su denominación.
Los expertos en la historia indican que el término reduce, simplifica o invisibiliza la complejidad de las relaciones sociales y de poder que surgieron con la venida de los españoles conquistadores.
De igual manera, mencionan que suprime la validez y existencia de una historia, un territorio y una civilización que ya existían antes de su llegada.
“Los indígenas del continente que habían permanecido desconocidos para los europeos, sólo entran en escena cuando ocurre que ‘son descubiertos’, ‘son conquistados’, ‘son cristianizados’ y son ‘colonizados’”, señaló Miguel León-Portilla en su texto Encuentro de dos mundos, presentado en 1992.
Además, agregó que el "desconocimiento y desdén de no pocos de los europeos" respecto a la trayectoria cultural de los pueblos nativos, se vio acompañada de su desinterés por la historia de las colonias.
León-Portilla también señala que en algunas posturas, los europeos calificaban a los indígenas como “primitivos”, “casi animales” e “incapacitados”.
Su postura manifiesta que con la llegada de los españoles se logró un proceso que tuvo como resultado “la fusión de pueblos y culturas”, así como “intercambios de todas clases”, tomando en cuenta a todos los participantes del proceso.
Asimismo, León-Portilla puntualiza la diferencia entre "descubrimiento" y “encuentro”, que tiene como significado “choque”, “enfrentamiento” y “lucha”, lo que referencia a la invasión, explotación y asesinato de indígenas.
Otras perspectivas del 'descubrimiento' de América
Por su parte, Edmundo O'Gorman analizaba la cuestión del descubrimiento bajo una mirada poco convencional y decía que América no pudo haber sido descubierta porque no existía.
“[...] América se hizo patente a resultas de su descubrimiento, idea que ha sido aceptada como algo de suyo evidente y constituye, hoy por hoy, uno de los dogmas de la historiografía universal”, señala O’Gorman en su libro.
De manera más reciente, el historiador Federico Navarrete ofreció otros elementos que le proporcionaron forma a la visión de los europeos sobre este “nuevo continente” y que dieron paso al establecimiento de relaciones de dominación colonial.
Indicó que la dominación se impuso debido a la subordinación de América frente a Europa, y convierte a la primera en una extensión del segundo.
“La idea de que los europeos ‘descubrieron’ América implica privilegiar la mirada de los recién llegados sobre el punto de vista de las personas que ya habitaban en el continente", menciona Navarrete.
Desde esta perspectiva, un territorio sólo es ‘descubierto’ cuando es incorporado a los mapas europeos y recibe un nombre europeo y cuando forma parte de su conocimiento del mundo.
El hecho de que haya diferentes perspectivas de la historia hace que se puedan vislumbrar otros puntos que van más allá de los tradicionales, en las que la historia se cuenta de manera unilateral, es decir, por medio de una sola y absoluta voz. _Con información de la Secretaría de Cultura.