Ir a un zoológico en Veracruz y ver armadillos, tortugas, osos hormigueros, un mapache, peces, puercoespines e incluso un ocelote no es nada extraño, lo raro o incluso extravagante, es que la fauna se encuentre en una prisión y la extravagancia pasa a ser un relato increíble si algunas especies se crían y venden. Esta es la historia de la cárcel de Coatzacoalcos que era de Los Zetas y pasó a manos del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG).
En su libro La Pelea por los Infiernos (2022), el criminólogo Enrique Zúñiga cuenta que previo al 2016, año en el que Javier Duarte dejó de ser gobernador de Veracruz, visitó el Centro de Readaptación Social (Cereso) Duport Ostión y se sorprendió de que tres fosas sépticas habían sido habilitadas como criaderos de peces.
Cuenta que un biólogo realizó el proyecto para que se reprodujeran los animales marinos en la prisión y que, posteriormente, serían vendidos. a diversos acuarios de la zona.
El Cereso veracruzano, además de zoológico, fue un centro de operación del Cártel de Los Zetas y un negocio para las autoridades que recibían dinero por actividades ilícitas y venta de animales durante varios años, según Zúñiga.
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Los Zetas fueron un grupo criminal que surgió como brazo armado del Cártel del Golfo y estaba compuesto por exmilitares de élite que, de acuerdo a InSight Crime, se expandió a 33 municipios nuevos cada año entre 1998 y 2010.
Aunque para el 2012 la organización criminal, que llegó a controlar más de 30 cárceles hasta el 2013, se fragmentó.
¿Qué pasó con el zoológico de la cárcel de Coatzacoálcos cuanto tomó el control el CJNG?
El criminólogo destaca en su texto que hacia el 2016 hubo un motín en el Cereso Duport Ostión, famoso por su zoológico, en el que los internos se comieron a varios de los animales.
Pero hacia el 2019 el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), que emergió como una célula conocida como Los Matazetas, se hizo del poder de la prisión y todavía seguía habiendo algunas especies.
Si bien las fosas ya no tenían peces, en una de ellas había cinco cocodrilos que tenían un tamaño de 2 metros de largo cada uno.
En ese año seguía el mapache y hasta le llevaron a otro de su misma especie en esa cárcel de Coatzacoalcos, cuyo domino era de los Zetas y pasó al CJNG; el ocelote creció y se añadieron a la colección a dos tiburones de un metro, quienes viven o vivían encerrados en un pequeño estanque.