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La cárcel de las buchonas en Sinaloa: viven con lujos (y mascotas) en sus celdas

En Sinaloa, las buchonas viven con lujos, ropa de diseñador y hasta mascotas. Incluso dentro de la cárcel, de acuerdo con Enrique Zuñiga en su libro La pelea por los infiernos

En Sinaloa, las buchonas viven con lujos incluso en la cárcel. Créditos: Juan Carlos García
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El narcotráfico ha impactando en todos los aspectos de la vida nacional, desde la seguridad hasta la vida de las mujeres, algunas de las cuáles han pasado de ser simples presas a ser víctimas y parejas de los narcos del Cártel de Sinaloa durante su estancia en prisión. Así es la cárcel de las buchonas en Sinaloa.

Desde hace años, el término buchona se utiliza para identificar a las esposas, novias o mujeres relacionadas con los miembros del narcotráfico que gozan de un estilo de vida extravagante, en el que abundan las cirugías estéticas y la ropa de marcas exclusivas.

Aunque este mundo de lujos y riquezas suele disfrutarse en libertad, en Culiacán, Sinaloa, existe una cárcel donde las reclusas pueden acceder a él pagando su condena. 

De acuerdo con Enrique Zuñiga en su libro La pelea por los infiernos, un grupo de líderes de esa cárcel mando construir una celda especial en el área femenil con materiales que asilaban el sonido, vidrios polarizados y cámaras de seguridad que monitoreaban el exterior. 

El espacio que fue edificado de forma irregular era el hogar de sus 'novias', quienes vivían ahí con privilegios que incluían pantallas de plasma con sistema de televisión satelital, aire acondicionado y hasta mascotas. 

"Algunas poseen mascotas (perros) y artículos que no están permitidos (ropa, calzado y celulares); el 70 por ciento de las celdas cuenta con cocineta, televisiones de plasma, muebles y refrigeradores, baño con cancel y paredes con azulejo", reza un informe publicado en 2015 por la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH).

Este espacio, como el resto del área femenil, era dirigida y controlada por los hombres del penal, quienes 'volvían sus parejas' a muchas de esas mujeres, consideradas parte de los bienes del Cártel de Sinaloa

Y es que luego de ser detenidas, la vida de estas mujeres se reducía a ser las acompañantes de algunos de los presos. De esta forma, las prisioneras podían acceder a la 'vida soñada' a la que no pudieron acceder en el exterior. 

Todo ello al amparo de los directivos de esta cárcel, quienes probablemente también eran operadores del Cártel de Sinaloa.