Investigadores de la Universidad China de Hong Kong descubrieron que la composición de la microbiota intestinal puede estar relacionada con el riesgo de una persona de desarrollar COVID prolongado.
El síndrome post agudo de COVID-19 o COVID prolongado se caracteriza por complicaciones y/o síntomas persistentes semanas y meses después de la infección inicial por coronavirus y es relativamente común, con hasta 3 de cada 4 personas reportando al menos un síntoma seis meses después de recuperarse del virus, como fatiga, debilidad muscular e insomnio.
Te podría interesar
Aunque se presume que está afección puede estar relacionada con una respuesta exagerada del sistema inmunológico, la investigación publicada en la revista Gut sugiere que los billones de bacterias, hongos y otros microbios que habitan en el tracto digestivo tiene que ver en la gravedad del COVID-19.
Los especialistas de la Universidad de Hong Kong explicaron que el intestino tiene un papel importante en la inmunidad, por lo que una respuesta inmune desordenada a la infección por COVID-19, inducida por microbios residentes, también puede afectar el proceso de recuperación.
Te podría interesar
Para verificarlo, los investigadores analizaron las heces de 106 pacientes con diversos grados de gravedad de COVID-19, tratados en 3 hospitales diferentes entre febrero y agosto de 2020, y un grupo de comparación de 68 personas que no tenían COVID-19, durante el mismo período.
Los investigadores encontraron los 30 síntomas más comunes de COVID prolongado tres y seis meses después de la infección inicial del virus, mientras que la capacidad y la resistencia aeróbicas, un indicador de esta afección, también se midieron en una prueba de caminata de distancia de seis minutos.
Del total de participantes, 86 (81 %) presentaron COVID largo a los tres meses y 81 (76,5 %) a los seis meses, con síntomas como fatiga (31%), mala memoria (28%), pérdida de cabello (22%), ansiedad (21%) y trastornos del sueño (21%), entre los más comunes.
Además, entre los 68 pacientes con COVID-19 cuyas muestras de heces se analizaron a los seis meses, 50 tenían COVID prolongado.
Al analizar la composición de la microbiota intestinal a los seis meses, notaron que los pacientes con COVID persistente tenían significativamente menos F. prausnitziiy Blautia obeum y más Ruminococcus gnavus y Bacteroides vulgatus. La primera se considera beneficiosa, mientras que las segundas son consideradas como hostiles.
Los especialistas destacaron que generalmente en una microbiota intestinal saludable los microbios beneficiosos se encuentran en una proporción que mantiene a raya a los que no lo son.
Además, comprobaron que, según los síntomas que persistieran en cada paciente, se modificarían los niveles de unos microbios u otros. Por ejemplo, quienes tenían síntomas respiratorios tenían una cantidad más elevada de Streptococcus anginosus, Streptococcus vestibularis, Streptococcus gordonii y Clostridium disporicum.
Todas ellas, consideradas como bacterias oportunistas hostiles, que aprovechan situaciones de bajada de defensas o enfermedad para actuar. Incluso encontraron composiciones microbianas características de síntomas concretos.
El estudio también comprobó que en los pacientes con COVID persistente a los seis meses se habían agotado microbios conocidos por potenciar la inmunidad como el Bifidobacterium pseudocatenulatum, F. prausnitzii, R. inulinivorans y Roseburia hominis.
“En resumen, la composición alterada del microbioma intestinal está fuertemente asociada con síntomas persistentes en pacientes con COVID-19 hasta seis meses después de la eliminación del virus SARS-CoV-2”, afirmaron los investigadores.
Sin embargo, consideraron que el hallazgo es “un fuerte impulso para considerar la modulación de la microbiota para facilitar la recuperación oportuna y reducir la carga del síndrome post-agudo de COVID-19”.