Lo más recomendable para evitar el COVID-19 largo es aplicarse las dosis de la vacuna que faltan, pues la inmunidad natural, provocada tras la infección, no es tan fuerte cuando aparece una nueva variante, como ómicron, destaca Alejandro Sánchez, del Instituto de Biotecnología, en la Gaceta UNAM.
"El cuerpo humano no puede mantener una respuesta inmune todo el tiempo, pero sí guarda células de memoria, de tal manera que cuando ocurre una reinfección esas células se disparan y comienzan a producir otra vez anticuerpos, los cuales no van a reconocer a la variante ómicron u otras nuevas porque no tienen esta memoria. De allí la importancia del refuerzo", señaló Sánchez.
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Entonces conviene vacunarse para generar inmunidad híbrida y evitar el llamado COVID-19 largo, el cual se desarrolla en algunas personas días o semanas después de enfermarse y que puede provocar síntomas como fiebre, dolor de cabeza, cansancio, dolor muscular, inflamación de órganos y problemas de circulación sanguínea, entre otros.
“Si no me vacuno, estoy en mucho riesgo”, mencionó el experto. “Cuando una persona se infecta previo a la vacunación y luego se vacuna, se genera inmunidad híbrida".
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"Esto a final de cuentas permite al sistema inmune que remedie muchos de los síntomas de la COVID-19 postergado o largo, el famoso long COVID, y la respuesta inmune se centra o estandariza de tal manera que no haya procesos inflamatorios, como sí se ve con la inmunidad natural", añadió.
En conclusión, aunque se haya padecido la enfermedad, conviene vacunarse de acuerdo a las recomendaciones de las autoridades sanitarias.
"La gente que termina su esquema de vacunación y tuvo una infección previa genera algo que se llama 'superinmunidad'. Es la inmunidad híbrida, pero en un extremo superlativo, en el que a final de cuentas la protección es mayor”, destacó el especialista del Instituto de Biotecnología.
Mayores de 50 no vacunados, los más afectados por la variante ómicron
Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC, por sus siglas en inglés) dieron a conocer el pasado viernes, que las dosis de refuerzo son una herramienta indispensable para que las personas que se infecten con la variante ómicron tengan menos probabilidades de desarrollar síntomas graves, que sea necesaria hospitalización o que incluso mueran.
Los datos revelan que los adultos de 50 años o más que no se han puesto la vacuna tienen hasta 45 veces más riesgo de terminar en el hospital que quienes tienen su esquema completo.
Según los CDC, las dosis de refuerzo reducen 90 por ciento las hospitalizaciones si se adquiere la variante ómicron, especialmente en el sector referido.