Las mujeres embarazadas tienen un mayor riesgo de padecer inflamación fetal, incluso en ausencia de infección placentaria, reveló un nuevo estudio.
De acuerdo con el estudio “Respuestas inmunitarias materno-fetales en mujeres embarazadas infectadas con SARS-CoV-2 ”, publicado hoy en la revista Nature Communications, la infección por COVID-19 durante el embarazo puede causar respuestas inmunitarias inflamatorias en el feto, incluso si el virus no infecta la placenta.
Las mujeres embarazadas tienen un mayor riesgo de enfermarse gravemente si se infectan con COVID-19, pues la infección aumentaría el riesgo de parto prematuro, muerte fetal y preeclampsia.
El estudio realizado por Nardhy Gomez-Lopez, jefa de sección de la Unidad de Inmunobiología Materno-Fetal de la Universidad Estatal de Wayne (WSU, por sus siglas en inglés) y Roberto Romero, jefe de la Rama de Investigación de Perinatología de los Institutos Nacionales de Salud (NIH), detalla los cambios en los anticuerpos, los tipos de células inmunitarias y los marcadores inflamatorios en la sangre materna, la sangre del cordón umbilical y tejidos placentarios.
“Descubrimos que en las madres embarazadas que contraen el virus, éste induce una respuesta inmunitaria fetal incluso en ausencia de infección placentaria o síntomas en el recién nacido. Los posibles efectos a largo plazo de este proceso inflamatorio en los bebés requieren más estudios”, dijo la doctora Gómez-López.
Los investigadores evaluaron a 23 mujeres embarazadas. Doce dieron positivo por SARS-CoV-2, y de ellas, ocho estaban asintomáticas, una tenía síntomas leves y tres tenían COVID-19 grave.
Después del parto, los investigadores compararon las respuestas inmunitarias entre las madres y sus recién nacidos comparando la sangre materna y la sangre del cordón umbilical.
Como resultado, se observaron respuestas inmunitarias inflamatorias desencadenadas por el virus en las mujeres, sus recién nacidos y los tejidos de la placenta, independientemente de si las madres presentaban síntomas.
A la par, se encontró que las mujeres embarazadas con SARS-CoV-2 tuvieron una reducción en un tipo de células inmunitarias llamadas células T, que ayuda a impulsar las respuestas antivirales.
También se observó que desarrollaron anticuerpos contra el virus, tuvieran o no síntomas, y algunos de estos anticuerpos se encontraron en la sangre del cordón umbilical.
Además, las madres infectadas tenían un nivel más alto de marcadores de actividad inmunitaria (es decir, citocinas) en la sangre, independientemente de los síntomas.
Aunque las madres infectadas no tuvieran síntomas, sus bebés tenían una respuesta inflamatoria reflejada en niveles más altos de interleucina-8, esto a pesar de que el feto presumiblemente no tenía COVID-19.
Los investigadores destacaron que aunque el virus estaba ausente en las placentas, estas tenían proporciones alteradas de tipos de células inmunitarias y encontraron actividad inmunológica alterada (medida por cambios en las transcripciones de ARN) en la placenta y la sangre del cordón umbilical de los bebés nacidos de madres infectadas.
Todo ello, resumieron, indica que el sistema inmunitario neonatal se ve afectado por la infección materna por SARS-CoV-2 incluso si el virus no se detecta en la placenta.
El doctor Romeró destacó que recientemente se ha demostrado que las mujeres embarazadas corren un alto riesgo de enfermedad grave y muerte, así como de parto prematuro en caso de infección por COVID-19.
“Es oportuno investigar las respuestas inmunitarias del huésped en mujeres embarazadas que están infectadas, incluso si son asintomáticas”, dijo.