Hasta el domingo 16 de enero del 2022, hay en México poco más de 10 millones de personas mayores de 18 años que no han sido vacunadas contra el COVID-19; a las que se suman otras hasta 6 millones que sólo han recibido una dosis de alguna de las vacunas disponibles en el país.
Entre las segundas está Jaime Rubalcava, profesionista independiente del Estado de México. El hombre de 69 años de edad se aplicó el biológico de AstraZeneca a finales de diciembre de 2021 “contra toda su voluntad”, afirmó, por ser parte de los requisitos para un proyecto que tiene este año.
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A pesar de que el hombre no se considera parte del movimiento antivacunas, aquellos que rechazan y cuestionan la eficacia de estos biológicos, dijo que, de una forma personal, no cree en ellas.
“Creo que tu cuerpo, al menos en mi caso, forma anticuerpos. Nunca he padecido alguna enfermedad viral más allá de gripas”, sostuvo en entrevista con Grupo Fórmula.
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En el mundo, miles de personas que rechazan vacunarse han puesto en jaque las estrategias gubernamentales para inmunizar a la población contra el COVID-19.
Por ejemplo, en Estados Unidos, a pesar de que se desplegaron campañas masivas para acceder a los biológicos hasta en farmacias de supermercados, se estima que actualmente sólo se ha alcanzado un porcentaje de vacunación del 62 por ciento.
También hay datos oficiales sobre estados de esa nación donde la mayoría de hospitalizados son personas que no se vacunaron antes, como en Montana y Misisipi, donde 8 de cada 10 admisiones por esta enfermedad fueron de pacientes que no se vacunaron.
Las cifras son similares para la Ciudad y el Estado de México, por ejemplo, donde hasta el viernes, más del 80 por ciento de las hospitalizaciones por COVID-19 eran de personas que no se habían vacunado o no tienen el esquema de inmunización completo.
Vacunas contra COVID-19, un experimento
Para Jaime, que también afirmó no vacunarse contra otras enfermedades, las dudas sobre los recientes biológicos que se desarrollaron con la pandemia, radican en que son un “invento nuevo” y que vio que se “experimentó” con la gente, en referencia a los ensayos clínicos.
Además, consideró que todavía no se conocen sus efectos totales para proteger a la población, y por eso ahora se aplican dosis de refuerzo.
“Con vacuna o sin vacuna, les está dando (COVID), con vacunas o sin vacunas se están muriendo. No quise ser parte del show que, mucho pienso, es comercial, mucha política”, aseveró.
También contó que conoce personas que no creían en el virus hasta que se contagiaron y enfermaron de gravedad. Y que sabe de gente que, aunque se vacunó, se volvió a contagiar.
En los últimos meses, el director de la Organización Mundial de la Salud, Tedros Adhanom, ha dicho que las vacunas “salvan vidas”, pero no evitan por completo un contagio de COVID-19, aunque sí aminoran los síntomas.
“De que existe, existe”, señaló Jaime sobre el SARS-CoV-2. Por ello, no deja de tomar medidas para cuidarse de un contagio, entre ellas, relató, que no va a donde hay aglomeraciones o fiestas, usa cubrebocas cuando está cerca de otras personas y en casa se lo quita porque vive solo. Con esas acciones, aseguró, hasta ahora no se ha contagiado de COVID-19.
Además, indicó que lee artículos a favor y en contra de las vacunas contra esta enfermedad, y niega tener un científico o personalidad influyente a quien siga para el tema.
Y a pesar de su rechazo, apareció una razón que lo llevó a ponerse al menos una dosis: quiere ir a Francia este año, donde vive parte de su familia. Por ello, y por requisitos que ha visto en Europa para entrar a comercios sólo con certificado de vacunación, es que hasta finales del año pasado fue por su primera dosis.
Sin embargo, sigue renuente al tema. “En mi plan personal no quiero vacunarme, pero no queda de otra”, lanzó.