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Mensaje del Presidente Enrique Peña en clausura de Conferencia Anual de la FAO

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Palabras del Presidente de los Estados Unidos Mexicanos, licenciado Enrique Peña Nieto, durante su participación en la Sesión Especial previa a la Clausura de la Conferencia Anual de la FAO, que tuvo lugar en esta ciudad. Señor Presidente de la Conferencia de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, FAO. Distinguido doctor José Graziano da Silva. Agradezco mucho sus palabras, la hospitalidad que hoy nos dispensa y la oportunidad de compartir con todas y todos ustedes los esfuerzos que México realiza en favor de abatir el hambre entre los mexicanos. Saludo con especial afecto al excelentísimo señor Presidente de la República de Colombia, apreciado amigo, Juan Manuel Santos Calderón. A las y los Embajadores de los países integrantes de la FAO. Y a representantes de distintas naciones hermanas aquí presentes. Señoras y señores. Señores representantes de los medios de comunicación: Hace siete décadas, 51 países fundaron la Organización de las Naciones Unidas y establecieron a la FAO como una de las instituciones centrales del sistema de la ONU. Desde 1945, México ha sido un aliado permanente de esta prestigiada agencia internacional en su lucha contra el hambre y en sus esfuerzos para lograr la seguridad alimentaria mundial. Por estos motivos, como Presidente de México es un honor dirigirme a ustedes en la propia sede de esta noble institución. En primer término, expreso mi mayor felicitación al doctor José Graziano da Silva por su elección para un segundo periodo al frente de la FAO. Se trata de un merecido reconocimiento a su ardua labor al frente de los esfuerzos globales para erradicar la subalimentación y para elevar la productividad agrícola en el mundo. Quisiera, en segundo término, agradecer al doctor da Silva el reconocimiento que se entregó a México, hace un año, por los logros en su lucha contra el hambre. Nos alienta que los esfuerzos que estamos realizando en mi país tengan eco a nivel internacional. Sin duda, esto nos convoca y compromete a redoblar esfuerzos en favor de esta causa. Señor Presidente: En 2015 concluye el plazo para alcanzar los Objetivos del Desarrollo del Milenio. Para cumplir estas metas, los mexicanos hemos fortalecido las políticas nacionales de desarrollo, mejorando la gestión de Gobierno y ampliando la coordinación entre las distintas dependencias de la Administración Pública Federal. Hay avances importantes. Hemos logrado reducir, a menos de la mitad, el número de personas en condiciones de vida por debajo del umbral de la pobreza, definido por la ONU. Con el Programa de Inclusión Social PROSPERA, se atiende a más de 6.1 millones de familias en situación de pobreza extrema para que, una vez superada esta condición, se integren a la vida productiva de nuestro país. Además, la proporción de niños menores de cinco años que padecía hambre, también ha disminuido de manera significativa, lo que nos ubica en condiciones para cumplir esta meta. Estos logros se han visto reforzados con las políticas de desarrollo social que estamos aplicando, particularmente la Cruzada Nacional contra el Hambre. Lanzamos esta iniciativa a principios de 2013, reconociendo algo que pocos o casi nadie se había atrevido a aceptar, que en México había más de siete millones de personas que padecían hambre. Estoy convencido de que sí es posible reducir la pobreza extrema y la desnutrición de manera acelerada, sustancial y sostenida. Para lograrlo, es imprescindible que haya voluntad política, una clara identificación de la población objetivo, así como de una estrategia integral que sume recursos y acciones en su favor. En palabras del propio doctor da Silva, y cito textualmente: El haber casi alcanzado las metas sobre el hambre de los Objetivos del Milenio, nos muestra que podemos realmente eliminar este flagelo en el curso de nuestras vidas. Y, efectivamente, doctor, la nuestra puede y debe ser la generación que acabe con el hambre en el mundo. El primer paso, insisto, es reconocer que tenemos un problema y asumir el compromiso político de hacerle frente, eso fue, precisamente, lo que hemos hecho en México. La Cruzada Nacional contra el Hambre es una estrategia transversal de inclusión y bienestar social que opera en todo el país para asegurar el derecho a la alimentación de quienes viven en pobreza extrema. A dos años y medio de su puesta en marcha, comparto con ustedes algunos datos relevantes de lo que hemos alcanzado. Hoy 4.3 millones de personas reciben el apoyo de al menos uno de los programas de la Cruzada Nacional contra el Hambre; cuatro mil 300 comedores comunitarios atienden cada día a más de 430 mil beneficiarios, niños, mujeres embarazadas y en lactancia, adultos mayores y personas con discapacidad. Más de 730 mil familias cuentan con una tarjeta denominada Sin Hambre, que les permite adquirir productos básicos a precios preferenciales. Adicionalmente, como una iniciativa de cooperación de México con los países de Centroamérica, lanzamos la iniciativa: Mesoamérica Sin Hambre, para hacerle frente a este flagelo. El proyecto cuenta con un financiamiento inicial de tres millones de dólares, aportados por México, y en él participan El Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua y Panamá, en una primera etapa. Y en el segundo semestre de 2015 se lanzará en Belice, Colombia, Costa Rica y República Dominicana. Para asegurar la oferta de alimentos que requiere que el país, también estamos fortaleciendo al sector agroalimentario. En México, el sector primario tiene una importante dimensión social: 6.5 millones de personas laboran en él, y uno de cada cinco mexicanos vive en el campo. Para reducir la pobreza rural debemos lograr que su actividad sea más rentable, y que brinde mayores ingresos. El acceso a insumos básicos, como el crédito, el riego y la tecnificación, permitirán hacer del campo una actividad más productiva y, al mismo tiempo, fortalecer la seguridad alimentaria del país. Hoy la humanidad enfrenta el reto de incrementar la producción sustentable de alimentos en 60 por ciento para satisfacer la demanda de una población de nueve mil millones de habitantes, que se estima habrá hacia el año 2050. La FAO ha señalado que el mayor crecimiento de la productividad agrícola tendrá que llevarse a cabo en países en desarrollo y, particularmente, con la participación de los pequeños productores. Por ello, en México estamos promoviendo una verdadera transformación del campo, centrada en los pequeños productores y la agricultura familiar, facilitando su inserción en los mercados locales y regionales. Estamos sumando esfuerzos y conjuntando talentos para poner en movimiento la ciencia, la tecnología, el extensionismo y los sistemas de innovación en su beneficio. Con este enfoque, en 2014, las actividades primarias en México crecieron 3.2 por ciento a tasa anual y 6.8 por ciento durante el primer trimestre de este año 2015. Adicionalmente, estamos comprometidos con reducir el desperdicio de alimentos. Es dramático que mientras una parte de la población sufre hambre, 30 por ciento de los alimentos se pierden o se desperdician. El Gobierno de México está promoviendo inversiones en sistemas de logística para que los productos puedan llegar de manera oportuna a los mercados y, al mismo tiempo, apoya a la sociedad civil en el establecimiento y operación de bancos de alimentos. A pesar de todo, somos conscientes de que combatir el hambre no sólo implica proveer alimentos sanos y nutritivos a la población, sino también asegurarles oportunidades de desarrollo y condiciones de vida digna. Por ello, la Cruzada Nacional contra el Hambre tiene como objetivos adicionales: garantizar el acceso a la educación de niños y jóvenes, a través de becas; dar certeza jurídica con la regularización y escrituración de casas y terrenos; ofrecer viviendas dignas, a través de programas de crédito, construcción y mejoramiento de la vivienda, y llevar servicios básicos a los hogares, como drenaje, agua y luz. Con acciones como éstas, México ha hecho suya la visión amplia que promueve la FAO para atender las causas estructurales de la pobreza y el hambre, mediante el desarrollo de las capacidades productivas de las familias. Señores Presidentes de FAO y de Colombia: Muy distinguida audiencia: Sin duda, hay avances alentadores en el mundo en la lucha contra el hambre, pero no suficientes. Hoy, 795 millones de personas padecen desnutrición. Afortunadamente, frente a este inmenso desafío, las naciones del mundo cuentan con la experiencia y la generación de conocimientos de la FAO, esto es particularmente importante cuando la humanidad enfrenta el reto del cambio climático por sus graves implicaciones en la seguridad alimentaria del mundo. Como bien lo saben ustedes, el calentamiento global está modificando sustancialmente los patrones de precipitación pluvial, prolongando la persistencia de sequías y con el potencial de cambiar dramáticamente las fronteras agrícolas. Por ello, celebro las mejores prácticas en materia de mitigación y adaptación al cambio climático que está impulsando la FAO. Y me refiero a medidas para reducir las emisiones del sector agrícola y disminuir su vulnerabilidad ante riesgos asociados a este grave fenómeno. En respaldo a estas acciones, México fue la primera Nación de América Latina, y el primer país en desarrollo, en presentar su compromiso de reducir emisiones de gases de efecto invernadero en un 25 por ciento para el periodo 2020-2030. Reducción que podría ser de hasta un 40 por ciento, si contamos con apoyo internacional. Señoras y señores: El espíritu que dio origen a los Objetivos de Desarrollo del Milenio no sólo tiene que permanecer vigente, sino que debe renovarse y actualizarse en función de los nuevos retos que enfrentamos. México se ha unido a los esfuerzos de la comunidad internacional para establecer un marco global para el desarrollo posterior al 2015. Se trata, no sólo de continuar y fortalecer los alcances logrados, sino de establecer objetivos aún más audaces y eficaces, que ayuden a erradicar la pobreza y la desigualdad. En esa ruta, hemos impulsado la adopción de una perspectiva general de inclusión social y económica en la Agenda del Desarrollo Post 2015. Esta agenda, creemos nosotros, debe incluir objetivos específicos en materia de alimentación, educación, igualdad de género, medio ambiente, empleo y crecimiento económico. En especial, México considera fundamental conformar una perspectiva transversal que combata las desigualdades, la generación de oportunidades y el desarrollo de capacidades para las personas que viven en condiciones de mayor vulnerabilidad. Por eso, es que les invito a que trabajemos juntos, en una Agenda Post 2015, centrada en la inclusión social y en oportunidad de generar progreso y prosperidad para todos. Por su atención, muchas gracias.