Cinco años y medio de intenso trabajo junto al río Sena en París, Francia, culminan este sábado una gesta que parecía imposible: reabrir Notre Dame en tiempo récord y devolverle su esplendor.
El encargado de reabrir oficialmente la catedral fue el arzobispo de París, Laurent Ulrich, con un rito que ha consistido en llamar a las puertas golpeando con su cruz y esperar la respuesta del templo gótico, que ha sido entonada por los coros en su interior.
Los cantores de Notre Dame han pronunciado el salmo 121 de la Biblia cada una de las tres veces que el arzobispo pidió a Notre Dame que abriera sus puertas.
El mal tiempo en París con viento y lluvia ha obligado a adaptar las celebraciones a última hora y mover todos los actos al interior del templo.
Te podría interesar
"De común acuerdo entre la diócesis de París y la Presidencia de la República, toda la ceremonia tendrá lugar en el interior de la catedral de Notre Dame de París", detallaron las dos instituciones a última hora del viernes.
Inicialmente, el presidente francés, Emmanuel Macron, debía tomar la palabra en la explanada de la catedral pocos minutos después del comienzo de la ceremonia, prevista a las 19:00 horas de la localidad.
Estaba planificado así para tener dos tiempos muy marcados: una ceremonia oficial, política y laica, en el exterior y otra en el interior, más puramente religiosa, con el arzobispo de París, Laurent Ulrich, como protagonista.
Sin embargo, con los ajustes por el mal tiempo, Macron llegó tarde y el primer ministro en funciones, Michel Barnier, fue el encargado de las primeras bienvenidas en Notre Dame.
Alrededor de cuarenta jefes de Estado y de Gobierno que acudieron a la ceremonia que comenzó a partir de las 18:15 horas de la localidad.
La lista incluye a los reyes de los belgas Felipe y Matilde; al presidente alemán, Frank-Walter Steinmeier; a la primera dama de Estados Unidos, Jill Biden; al jefe de Estado paraguayo, Santiago Peña, o al de la República Democrática del Congo, Félix Tshisekedi.
Entre los invitados están el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, y el próximo inquilino de la Casa Blanca, Donald Trump, en el que será su primer viaje internacional tras haber ganado las presidenciales estadounidenses de noviembre pasado.
Ambos serán, además, recibidos por Macron sucesivamente en el Elíseo solo unas horas antes, si bien la Presidencia francesa no ha indicado si habrá ocasión para que ambos aprovechen la visita a París para encontrarse y conversar sobre el incierto futuro del apoyo de Washington frente a la invasión rusa.
Trump se encuentra ya en París, donde aterrizó alrededor de las 7:30 horas de la mañana en el aeropuerto de Orly, según recogió la prensa francesa, que además indicó que su convoy se dirigió en primer lugar a la Embajada estadounidense, ubicada en la zona de la plaza de la Concordia y la avenida de los Campos Elíseos.
Otras personalidades han tenido que declinar la invitación a la reapertura, como los Reyes de España, Felipe VI y Letizia, y tampoco estará en Notre Dame el papa Francisco, aunque el arzobispo de París, leerá un mensaje suyo.
Los actos se desarrollan en medio de un fuerte despliegue de seguridad con 6 mil agentes, un dispositivo de vigilancia antidrones y los comercios cerrados en el perímetro alrededor de la catedral durante todo el fin de semana, lo que ha ocasionado algunas quejas.
Los actos de la reapertura se prolongarán hasta cerca de las 21:00 horas y, según la planificación original, debían dar paso a un gran concierto organizado por la televisión pública francesa en el exterior de la catedral, pero ese plan dependerá también del tiempo.
El del día 8 será un programa más religioso con una misa a las 10:30 horas, en la que se consagrará el altar, a la que asistirán 150 obispos y otros invitados. Por la tarde se celebrará otra misa para 2 mil 500 fieles y vecinos parisinos.