Depresión, irritabilidad, dependencia, distanciamiento social, crispación generalizada, alteración grave del funcionamiento de una persona, todos estos síntomas los producen las drogas… y la polarización.
Pese a no ser un concepto reciente, las redes sociales han visibilizado la polarización en el mundo y funcionan como arena para establecer marcadas divisiones en temas como el aborto, el racismo, la libertad de expresión, derechos humanos, feminismo, por mencionar algunos.
La polarización, que ha crecido en un 39 por ciento en los últimos cinco años en Iberoamérica, se disparó tras el confinamiento ocasionado por la pandemia, según el estudio ‘La droga oculta’, publicado por la consultora Llorente y Cuenca (LLYC).
“Gran parte del problema es que no nos estamos dando cuenta de cuan polarizados estamos. La gente no es adicta a crear polarización sino a consumirla y afecta la capacidad de diálogo el estar consumiéndola”, explica David González Natal, director general de la región de América Latina de LLYC.
Si bien las redes sociales no son la causa, sí son el escenario donde las personas que menos saben de un tema, son aquellas que más polarizan al participar de forma colérica y violenta en conversaciones donde el engagement es mayor.
“Twitter, en particular, es un foro donde se recogen y amplifican las tensiones, consensos y polémicas que sacuden a nuestras comunidades, pero el debate sobre si las redes son causantes de la polarización sigue abierto. No es la personalización algorítmica de la red, sino la desaparición del otro, la incapacidad de escuchar, lo que provoca la crisis de la democracia”, desarrolla el informe.
El estudio realizado en 12 países analizó alrededor de 600 millones de mensajes de Twitter entre el 1 de septiembre de 2017 y el 31 de agosto de 2022 mediante inteligencia artificial, para conocer de qué se habla, cómo se expresan las opiniones, quiénes activan los debates y cuáles son las reacciones provocadas.
Las naciones con mayor polarización fueron Estados Unidos, Colombia, Brasil y Portugal, caso contrario con México, Argentina República Dominicana y Panamá, cuyos niveles son los más bajos.
México: el país menos polarizado en Iberoamérica
La polarización en México pareciera ser un concepto que ha crecido en los últimos años de manera desmedida, no sólo en redes sociales sino en conversaciones personales, familiares y de pareja, donde no hay consenso en torno a posturas políticas e ideológicas, en especial con la llegada de Andrés Manuel López Obrador a la presidencia en 2018.
Pese a esta situación, México se encuentra entre los niveles más bajos de polarización y son la libertad de expresión y los derechos humanos los temas con mayor volumen de conversación. Los asesinatos de periodistas, atentados perpetrados por narcotraficantes o violaciones a derechos por parte de autoridades son algunos de ellos.
“El feminismo es curioso porque genera en algunos momentos más consenso en México que en otros países (…) Los feminicidios generan más consenso que polarización”, comenta González Natal.
Si bien los actores políticos pueden ser factores polarizantes, el representante de LLYC afirma que son los medios de comunicación, las ONG, las corporaciones y hasta los ciudadanos quienes contribuyen a un clima de división marcada.
Esta situación puede tornarse riesgosa, pues mientras mayor es el consumo de temas polarizantes, poco a poco se contamina el comportamiento del sujeto y se transfieren esas ideas de las redes sociales a la vida diaria.
“Cuando estamos muy expuestos a polarización, cada vez vamos a ver más polarización, vamos a ver más gente polarizada sin ver los argumentos porque nos sentimos cómodos porque el entorno piensa como nosotros”.
¿AMLO tenía razón? Conservadores dominan la conversación
En diversas ocasiones el presidente López Obrador ha dicho que su gobierno es atacado por conservadores en redes sociales; y aunque pareciera parte de su discurso, de acuerdo con el informe, esa facción es la que domina la conversación desde su llegada a la presidencia.
La legalización del aborto es uno de los temas que generan mayor polarización y la injerencia de opiniones conservadores ha ido en aumento desde 2018 hasta 2022, logrando que incluso se posicionen por encima de las voces más progresistas. Situación que no ocurre con el tema feminista donde no se define una afiliación política entre las diferentes comunidades.
“Hay un mix que vienen de muy lejos y temas más contemporáneos como el feminismo o el cambio climático, son temas que han cobrado volumen. Lo que hemos detectado que esos temas se transversalizan” explica David González Natal.
Entre las cosas que rescata el estudio es que, más allá de definir a la polarización como una droga, es el establecer que las opiniones más radicalizadas son incapaces de comunicarse entre ellas y sólo hay un rechazo o aceptación a determinados temas sin mucha comprensión.