El coronel general ruso Mijaíl Mizíntsev, jefe del Centro de Control de Defensa Nacional de la Federación Rusa, se ha convertido en el rostro detrás de la destrucción en el este de Ucrania, después de que Kiev le apodase "el carnicero de Mariúpol" por presuntamente arrasar la ciudad clave para ganar la guerra.
"Recuérdenlo. Este es Mijaíl Mízíntsev", escribió a fines de marzo pasado en Twitter la directora del Centro de Libertades Civiles de Ucrania, Oleksandra Matviichuk, al denunciar que el militar ruso estaba al frente del asedio a Mariúpol.
Según Matviichuk, las tropas rusas bombardearon por orden de Mizintsev un hospital materno y el teatro dramático, ataques condenados por la comunidad internacional.
Rusia ha negado categóricamente estar detrás de estos hechos, al señalar que el Ejército ruso no dispara contra objetivos civiles, y señalo que se trataba de "falsas noticias" y provocaciones.
Putin se "ensaña" contra Mariúpol
Rusia dio este martes otro ultimátum a las fuerzas ucranianas que aún resisten en la asediada ciudad de Mariúpol, especialmente en la acería de Azovstal, para que depongan hasta el mediodía de este martes las armas a cambio de salvar así su vida.
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"Teniendo en cuenta la situación catastrófica que se ha desarrollado en la planta metalúrgica de Azovstal, además de guiarse por principios puramente humanos, las Fuerzas Armadas rusas ofrecen una vez más a los militantes de batallones nacionalistas y mercenarios extranjeros detener las hostilidades y deponer las armas a partir de las 12:00", señaló el Ministerio de Defensa.
La ciudad ucraniana de Mariúpol, sitiada por el ejército ruso, aún no ha caído bajo el control total de Moscú, a pesar de los intensos bombardeos que padece, aseguró este martes Petro Andriushchenko, teniente de alcalde de esa población, en su cuenta de Telegram.
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Mariúpol resiste... en medio de la destrucción
La urbe marítima, a orillas del Mar de Azov, ha sido fuertemente bombardeada por el ejército ruso desde el inicio de la invasión, el pasado 24 de febrero, y su población no cuenta con servicios básicos como agua, luz, electricidad o alimentos.
Aunque la ciudad está prácticamente destruida, las autoridades municipales nombradas antes de la ocupación continúan enviando mensajes sobre la situación de los cerca de 100 mil civiles que permanecen en la urbe y los más de un millar de soldados que impiden que caiga totalmente en manos rusas.
Mariúpol es un punto estratégico para el ejército ruso que pretende ocupar para unir a sus fuerzas en el sur y el este de Ucrania, desde la península de Crimea, anexionada en 2014, hasta la región del Donbás, fronteriza con Rusia.
El comandante de la 36ª brigada de infantes de Marina ucraniana, Sergiy Volyna, que se encuentra defendiendo la ciudad de Mariúpol, escribió una carta al papa Francisco pidiendo que ayude a parar la guerra.
Seis millones de ucranianos, tanto dentro de Ucrania como los refugiados en los países vecinos, necesitan ahora y en el corto plazo ayuda en alimentos y en dinero en efectivo, señaló hoy la ONU.
La asistencia en alimentos se está acelerando en localidades como Bucha, Irpin, Hostomel y Borodianka, liberadas en distintos momentos del asedio de las tropas rusas y donde la destrucción de la infraestructura ha sido generalizada.
El caso más emblemático es el de la ciudad portuaria de Mariúpol, bajo asedio casi desde el inicio de la guerra -el pasado 24 de febrero- y donde se estima que todavía hay más de 100 mil civiles que no han podido escapar y que carecen de todo lo esencial para sobrevivir.
"En estas circunstancias, cualquier enfermedad que podría ser tratada fácilmente con algún medicamento, se convierte en una amenaza para la vida", comentó Kern.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) indicó que quince generadores destinados a hospitales están en camino hacia distintas localidades de Ucrania, incluidas varias de las regiones de Donetsk y Lugansk, parcialmente bajo control de fuerzas rusas y donde debido a los fuertes combates el suministro eléctrico está comprometido.
Esos equipos suministrarán el mínimo de energía necesaria para el funcionamiento de las unidades médicas y de cirugía en hospitales de referencia que actualmente carecen de electricidad o la tienen de forma limitada.
Un representante de la OMS en Ucrania, Bhanu Bhatnagar, indicó por vídeollamada que también se están enviando dos generados a Mariúpol con la intención de llevarlos a su destino final una vez que las condiciones de seguridad lo permitan. Ninguna ayuda humanitaria ha podido ingresar a esta ciudad en las últimas semanas.