El 11 de marzo de 2004, a las 7:36 de la mañana se registraron 10 explosiones casi simultáneas en cuatro trenes en las cercanías de Madrid que dejaron 192 muertos y mil 857 heridos, formando lo que sería el peor ataque terrorista en la historia de España.
Ese mismo día, la policía detonó de forma controlada dos artefactos que no habían estallado y desactivo un tercero, que permitiría debido a su contenido, iniciar las primeras pesquisas que conducirían a la identificación de los autores.
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Los atentados del denominado 11-M ocurrieron tres días antes de las elecciones generales de 2004, donde los dos principales partidos políticos españoles, el Partido Popular (PP) y Partido Socialista Obrero Español (PSOE), se acusaron mutuamente de ocultar o distorsionar información relativa a los atentados por razones electorales.
Entre las víctimas fatales había personas de 17 nacionalidades distintas que murieron al instante. La última de las víctimas fatales, Laura Vega, falleció en 2014 tras permanecer diez años en un coma del que no se pudo recuperar por lesiones neurológicas insalvables.
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Tres semanas después, el 3 de abril, una víctima más se sumó a la lista fatal. El policía Francisco Javier Torronteras falleció ese día a consecuencia de las heridas que sufrió cuando siete miembros del comando yihadista autor de la masacre se suicidaron utilizando los explosivos que almacenaban en un piso de Leganés (Madrid).
Los heridos de los atentados del 11 M fueron tantos, que fue necesario instalar un hospital de campaña en las instalaciones deportivas Daoíz y Velarde, próximas a la calle Téllez, para proporcionar las primeras atenciones y planificar la evacuación a instalaciones hospitalarias.
La investigación reveló que los ataques perpetrados por artefactos explosivos escondidos en mochilas habían sido perpetrados por Al Qaeda y el Grupo Islámico Combatiente Marroquí.
Como resultado de las pesquisas, las autoridades determinaron que los ataques habían sido perpetrados por una célula yihadista, siete de los cuales se suicidaron en Leganés el 3 de abril de 2004.
Sin embargo, el 31 de octubre de 2007, un tribunal dicto sentencia a Jamal Zougam, Othman el Gnaoui y otro yihadista no identificado, y al minero José Emilio Suárez Trashorras, quien facilitó el robo de los explosivos.
La sentencia para Jamal Zougam y Othman el Gnaoui fue de 42 mil 922 y 42 mil 924 años de prisión, con la agravante de que Jamal Zougam fue reconocido en los trenes por varios de los supervivientes mientras que el ADN de Othman el Gnaoui fue hallado en una sudadera utilizada por uno de los terroristas.
En tanto, José Emilio Suárez Trashorras fue condenado a pasar 34 mil 715 años y seis meses por facilitar los explosivos. La sentencia también imputa la autoría de los atentados a Jamal Ahmidan, el Chino, Serhane Ben Abdelmajid, el Tunecino, y otros cinco miembros de la célula islamista que se suicidaron en el piso de Leganés.
El 11M es considerado el mayor atentado de la historia de España y el segundo cometido en Europa por detrás del atentado de Lockerbie de 1988.
Sin embargo, este no fue el primer atentado de corte yihadista perpetrado en España, pues en 1985 se produjo el atentado del restaurante El Descanso, que causó 18 muertes.
Por estos hechos, el Consejo Europeo aprobó el 25 de marzo de 2004 la declaración del "Día Europeo de las Víctimas del Terrorismo" a conmemorarse el 11 de marzo, como una forma de solidaridad con las víctimas del Terrorismo y sus familiares.