Aunque se ha avanzado notoriamente en las investigaciones para comprender mejor al COVID-19, hasta la fecha no hay certeza alguna sobre el origen del virus del SARS-CoV-2; sin embargo, un estudio desmentiría a Wuhan, China como el lugar donde surgió el virus.
Y es que una investigación realizada por científicos de la Universidad de Medicina Veterinaria de Budapest halló restos del genoma del coronavirus en muestras del suelo de la Isla Rey Jorge en la Antártida.
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Sin embargo, no sería el único descubrimiento de los expertos, pues los rastros del COVID-19 reforzarían la teoría de que el virus no saltó de la vida silvestre a los humanos de forma natural, sino que en realidad la pandemia comenzó con una fuga de laboratorio en China.
Para ello, se analizaron un conjunto de muestras metagenoma recolectadas del suelo antártico, entre el 24 de diciembre de 2018 y el 13 de enero de 2019, mismas que se compararon con las muestras recopiladas en archivos públicos de los primeros casos de COVID-19, con el objetivo de identificar posibles rastros del virus.
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Sorprendentemente los científicos hallaron en las muestras del suelo fragmentos de secuencia que coinciden con el genoma de referencia del SARS-CoV-2 con más de medio millón de nucleótidos en total, lo que cubre el genoma completo en promedio 17 veces.
Cabe señalar que las muestras de suelo de la Antártida que contenían fragmentos de la secuencia del coronavirus se enviaron a un laboratorio en Shanghái, China, en diciembre de 2019.
Por otra parte, se informó sobre la presencia de material genético de hámsters chinos y monos verdes, lo que puede sugerir que el virus se estaba examinando en un laboratorio, utilizando los propios animales o sus células.
De esta forma se ha respaldado la teoría sobre la fuga de laboratorio, donde se cree que el virus se estaba examinando por científicos chinos para diseñar un virus más peligroso como parte de un experimento, antes de que el virus escapara.
No obstante, los investigadores no creen el COVID-19 se haya originado en la Antártida, sino que se les asignaron por error lecturas de otra muestra de SARS-CoV-2 secuenciada en la misma celda de flujo en las instalaciones de secuenciación de Sangon Biotech. Es probable que esto se deba a que el equipo utilizado para secuenciar los datos es propenso a errores de asignación incorrecta y saltos de índice de muestras de extremos emparejados contaminados.
Con información de Research Square