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Minas de Donbass trabajan día y noche pese a la guerra en Ucrania

Aquí la minería sigue siendo el trabajo más extendido y el mejor remunerado. A pesar de que la guerra(*) que se libra entre las fuerzas separatistas pro-rusas y las fuerzas del gobierno de Ucrania está dando problemas considerables a la producción, las palas y los martillos neumáticos del Donbass continúan extrayendo carbón las 24 horas del día.

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Donetsk, Ucrania.- El Donbass, en el extremo este de Ucrania, es una región rica en recursos naturales. Sobre todo, en carbón. Donetsk, la principal ciudad de este vasto territorio, fue fundada a finales del siglo XIX por un hombre de negocios de Gales, que construyó minas y fábricas de acero y dio trabajo a cientos de personas. Aquí la minería sigue siendo el trabajo más extendido y el mejor remunerado. A pesar de que la guerra(*) que se libra entre las fuerzas separatistas pro-rusas y las fuerzas del gobierno de Ucrania está dando problemas considerables a la producción, las palas y los martillos neumáticos del Donbass continúan extrayendo carbón las 24 horas del día. El negocio es el negocio, y por eso los rebeldes, presionados por el bloqueo económico que se cierne sobre ellos, no tienen muchos escrúpulos a la hora de vender toneladas y toneladas de minerales y metales preciosos a los nacionalistas ucranianos, sus enemigos. En Donestk hay un dicho: "Si vas por la calle y te encuentras a cinco hombres, tres son mineros y los otros dos trabajan en las oficinas de la mina”. Refranes y estadísticas a parte, es muy fácil topar con hombres, jóvenes y no tan jóvenes, con unas pestañas que parecen maquilladas. Solo lo parece, porque en realidad los mineros no usan lápiz ni rímel, sino que simplemente no se esmeran mucho a la hora de quitarse de los ojos el polvo de carbón. Hay remedios -como un algodón empapado en aceite de oliva–, pero después de un agotador día de trabajo subterráneo no queda energía para cuidar de estos detalles. John Hughes, el industrial de Gales, tuvo mucho olfato cuando, en 1869, decidió invertir en esta región y fundar la ciudad de Donetsk. Aquí todo recuerda a la profesión de minero (shakhtar, en ruso), desde el escudo de armas de la ciudad –un puño que agarra un martillo– hasta los nombres de los clubes –como el prestigioso club de fútbol Shakhtar Donetsk–. En marzo de 2014, justo antes del estallido de la guerra, algunos vecinos de Donetsk lanzaron, más por provocación contra Kiev que por verdadera convicción, una campaña digital a través de blogs y redes sociales. A su manera querían ejercer su derecho a la autodeterminación basándose en una particular interpretación de la historia de esta ciudad. Su manifiesto decía así: "¡Residentes de Donetsk! ¡Hermanos ingleses! ¡Ha llegado el momento decisivo! Durante más de un siglo los rusos nos han engañado diciendo que esta ciudad es rusa, y los ucranianos diciendo que es ucraniana. Pedimos un referéndum para restituir Donetsk a la Gran Bretaña. ¡Gloria a John Hughes y a su ciudad! ¡Dios salve a la reina!”. En cuestión de horas la petición recibió decenas de miles de adhesiones. La Dirección de las Minerías del Donbass es una de las principales empresas mineras de la región. Posee el 50 por ciento de dos minas de carbón –el otro 50 pertenece a la recién formada República Popular de Donetsk (DPR), que está desarrollando leyes de sello socialista para incrementar su participación en el sector minero-. La más pequeña, que está a unos 20 minutos en coche de Donetsk, está dominada por un edificio de color verde agua de unos 77 metros. En su techo destaca una gran estrella roja, que en la época soviética se iluminaba cuando la producción alcanzaba nuevos récords. En esas ocasiones se celebraba una gran fiesta, con ríos de vodka, uno de los pocos momentos de ocio para los mineros. Ugin Mykola ha tardado 30 años en convertirse en jefe de producción. Después de la secundaria, hizo el servicio militar. Luego, en 1982, comenzó a trabajar en la mina a tiempo completo, pero encontró el modo de terminar los estudios de ingeniería química. Jerárquicamente, en la planta es la tercera persona más importante. "El trabajo aquí es muy variado, depende de las tareas que te confíen. Tienes que estar muy motivado para trabajar aquí, porque hay mucho que hacer y el esfuerzo es enorme”, afirma. Agrega que "el trabajo se divide por turnos. Los mineros llegan según su turno. Primero nos reunimos para saber cuáles son las tareas que se deben hacer durante el día. Después de recibir las instrucciones, los mineros van a cambiarse de ropa y reciben la luz y el kit de supervivencia”. "Luego bajan a la mina. En la mina se trabajan seis horas, pero la jornada completa es de siete horas, porque en la primera hora se hace la reunión y se cambian. Mientras trabajan, los mineros son controlados por sus superiores que comprueban que no haya anomalías, que las normas de seguridad se cumplan y que se siga el plan de trabajo. Cuando termina su turno suben, se dan una ducha y se van a casa”, explica Ugin. Ugin y un par de sus colaboradores más cercanos hacen de cicerones en la mina. Pero antes de comenzar hay que aprender algunos conceptos básicos, unos procedimientos que se han vuelto naturales para los mineros expertos. Se trata de envolverse los pies con un paño para evitar las ampollas, asegurarse que la batería de la linterna del casco está cargada, tener en el cuello el kit de seguridad con oxígeno y ponerse en el bolsillo una placa de reconocimiento para insertar en un lector que lleva la cuenta de las personas presentes en el subsuelo, entre otras cosas. La mina llega a una profundidad de mil 125 metros. Se puede recorrer a pie o acostado en la cinta transportadora que lleva el carbón a la superficie. Cuanto más se baja, más aumenta la humedad. En ciertas secciones de las galerías, por el excesivo calor, los mineros se ven obligados a quitarse el uniforme y trabajar sin camisa. La producción de las dos plantas de la Dirección de Minerías del Donbass, que no cesa ni de día ni de noche, es de unas dos mil 800 toneladas de carbón al día. Trabajar en lo que muchos definirían como un infierno puede reportar unos ocho mil 500 pesos al mes, un salario considerable en esta parte de Europa. La guerra y el embargo económico contra la rebelde Donetsk crean muchos problemas a la economía local. Enemigos en el campo de batalla, los separatistas pro-rusos y los nacionalistas siguen siendo socios comerciales. "Los negocios son los negocios. Además, de acuerdo con lo decidido en el acuerdo de Minsk, no podemos comerciar con nadie que no sea Ucrania. Por lo tanto, regularmente salen trenes de carga cargados de carbón hacia Kiev y otras ciudades de Ucrania”, dice el director de la mina, Yuriy Popovkin. Y continúa: "Entre las dos minas hay cerca de 200 trabajadores que han dejado el trabajo para ir a luchar en el ejército. Otros 800 se han ido porque han decidido mudarse a otro lugar. Muchos otros se han jubilado. Debido a las duras condiciones de trabajo, aquí normalmente la gente se jubila a los 50 años, mientras que para los que trabajan en condiciones más críticas los años laborales son 20”. Agrega que "a causa de la guerra, la producción estuvo bloqueada durante dos meses, y como no había trabajo la gente se fue. La propiedad no podía pagar el salario completo porque la producción estaba parada”. "Pero ahora las cosas van mejor, muchos de los que se fueron están regresando. No todos, pero muchos sí. Muchos quieren volver aquí. Antes el trabajo del minero era prestigioso, y lo está volviendo a ser”, puntualiza Popovkin. (*) La llamada Guerra del Este de Ucrania o del Donbass comenzó el 6 de abril de 2014, cuando un grupo de manifestantes se apoderó de algunos edificios del gobierno en las provincias de Donetsk, Lugansk y Jarkov. Poco después dos repúblicas se proclamaron independientes: la República Popular de Donetsk (DPR) y la República Popular de Lugansk (LPR), que ahora se han unido en el denominado Estado Federal de la Nueva Rusia. Las dos repúblicas han sido clasificadas por el gobierno de Kiev como organizaciones terroristas. En Minsk, la capital de Bielorrusia, se llevan a cabo periódicamente negociaciones de paz bajo el auspicio de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE). Desde el inicio del conflicto, Moscú nunca ha ocultado su apoyo -oficialmente en el territorio no hay militares profesionales, pero llegan convoyes humanitarios con frecuencia- a la causa de los separatistas del Donbass, y hay muchos voluntarios rusos en la región luchando en primera línea contra el ejército ucraniano. Notimex