Muchos son los personajes que tuvieron un papel importante en la Revolución Mexicana. sin embargo, muchos de estos héroes han sido olvidados, sobre todos los que no murieron como mártires y lograron sobrevivir al proceso revolucionario.
Uno de estos héroes casi olvidados es el abogado Antonio Díaz Soto y Gama quien dejó un gran legado en la construcción del México moderno.
En Morelos, el máximo reconocimiento a los abogados y abogadas es el Premio Estatal de Abogados “Antonio Díaz Soto y Gama”, otorgado por el Congreso.
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¿Quién fue Antonio Díaz Soto y Gama?
Fue un eminente abogado nacido en San Luis Potosí. Crítico del gobierno de Porfirio Díaz y correligionario de Francisco I. Madero.
Una de sus principales preocupaciones fue el agrarismo. Tema del cual Madero se apartó. Dado sus ideales agraristas Antonio Díaz Soto y Gama se hizo amigo de Emiliano Zapata y fue gran partidario del Plan de Ayala.
En 1913 se unió al Ejército Libertador del Sur comandado por Emiliano Zapata en contra del dictador Victoriano Huerta.
Tras la derrota de Huerta fue nombrado por Emiliano Zapata como parte de a delegación que participaría en la Convención de Aguascalientes.
En 1917 estuvo presente durante la ejecución del general Otilio Montaño, redactor del Plan de Ayala. Permaneció fiel a Zapata hasta su asesinato en 1919.
Fue fundador (1920) y dirigente del Partido Nacional Agrarista.
En 1958 recibió la Medalla Belisario Domínguez del Senado de la República.
Escribió dos obras:
- La Revolución Agraria del Sur y Emiliano Zapata, su caudillo (1960)
- Historia del agrarismo en México (1941)
Fue diputado del Congreso de la Unión del 1 de septiembre de 1928 al 27 de mayo de 1929.
Evidentemente fue un hombre de letras y no un héroe militar, sin embargo protagonizó uno de los episodios de valentía más intensos durante la Convención de Aguascalientes en 1914 y que trascendió en la historia.
El incidente de la bandera
La Convención de Aguascalientes fue una reunión de las delegaciones de los líderes revolucionarios, que tras la caída de Victoriano Huerta intentaban darle estabilidad a México. Fue convocada por Carranza quien intentaba ser presidente.
Acudieron delegaciones de carrancistas, villistas y zapatistas. Dentro de la delegación enviada por Zapata se encontraba Antonio Díaz Soto y Gama.
Para firmar a los acuerdos de la Convención se les ocurrió firmar en una bandera.
Antonio Díaz Soto y Gama se negó a firmar en la bandera considerándolo una falta de honor, diríamos hoy "una payasada". Argumentaba que la real palabra y compromiso no debía firmarse en una bandera sino cumplirse con hechos.
“Aquí venimos honradamente, pero creo que la palabra de honor vale más que la firma estampada en ese estandarte...
Ante estas palabras, muchos líderes revolucionarios, militares la mayoría desenfundaron sus armas, cortaron cartucho y amenazaron disparar al abogado, quien con gran temple permaneció inmutable.
Soto y Gama al mirar las armas que desenfundadas apuntaban directo a su persona se cruzó de brazos y simplemente comentó: "Cuando ustedes terminen entonces continuaré"
Al final la historia le dio la razón porque los acuerdos no fueron cumplidos y tanto villistas como zapatistas se enfrentaron a Carranza.
La bandera en que firmaron despareció, al parecer fue robada por la familia del breve presidente Eulalio Guzmán.
"Mi obsesión era destruir la oscura maniobra de los carrancistas. La idea básica era demostrar que en lugar de ser un honor a la bandera el firmarla con un compromiso que destruía la libertad de acción de los elementos villistas, era un ultraje visible, era un desacato el valerse de ella como de un vulgar trapo manchado de tinta para que sirviera de base a los carrancistas a fin de atar a su carro triunfal a los villistas y quizás a los zapatistas, si nosotros fuéramos tan inocentes como para caer en la misma trampa. Atormentado por esta idea, aparté de mí la bandera y dije "Yo no firmaré sobre ella"
Así que ya lo sabes, el abogado Antonio Díaz Soto y Gama tuvo una participación relevante el la Revolución Mexicana y en la conformación del México Moderno, pero sobre todo nos enseñó una lección de congruencia ideológica, firmeza de principios y rectitud en el obrar.