En julio inicia la temporada de lluvias en Baja California Sur, son los meses más esperados por la ciudadanía debido a que da un respiro al campo, los montes reverdecen y hay arboles que cosechan frutos como la ciruela del monte, el legado de sudcalifornianos
El árbol que da esta fruta es el Cyrtocarpa edulis y es endémico de la media península, en los municipios de La Paz y Los Cabos es donde mayormente suele darse por la intensidad de las lluvias. Este árbol puede llegar a crecer más de 8 metros, y una vez que inician las lluvias, su cosecha empieza.
En rancherías, las hojas y la misma fruta de este árbol son utilizadas como planta medicinal, sobre todo para enfermedades como infecciones urinarias; rancheros realizan té e infusiones que ayudan a mejorar la salud de familias de zonas rurales.
Las ciruelas del monte, como son conocidas por sudcalifornianos, son frutas redondas y carnosas de color amarillo, puedes cortarlas de los árboles, lavarlas y comerlas. En el centro tienen una semilla que ciudadanos les llaman “chunique”, con una piedra o un martillo puedes quebrarla y comer una especie de almendra que tiene por dentro, hay quienes solo comen ciruelas para obtener la semilla ya que resulta deliciosa.
También es común que estos frutos sean cortados verdes para cocerlos con sal y chile, las dejan secar al sol y les llaman saladitos. Hay quienes las consumen amarillas y frescas con diversas salsas. Durante la temporada de verano es común ver a personas que se dedican a venderlas en pequeñas bolsas, las ciruelas se encuentran preparadas de diferentes maneras. Cocidas, frescas o secas.
El ciruelo del monte no solo se da en el campo, también se tiene registro de un importante número de árboles en las dunas de la Bahía de La Paz, en un lugar conocido como El Mogote.
Cuando una persona de otro lugar del mundo visita esta entidad se les comunica que “quien prueba las ciruelas de El Mogote se queda a vivir en la región”. Todo surge de una leyenda sudcaliforniana que habla del conflicto entre dos tribus que habitaban esa región, según los antepasados, las ciruelas del monte terminaron con el problema entre habitantes.
Se trata de los Aripas y los Guamuchis, dos tribus que eran enemigas y se enfrentaban de manera continua para defender sus tierras. En una ocasión los Aripas capturaron a la princesa Inmigná, hija del rey Guamuchi. El rey suplicó a la tribu enemiga la devolución de su adorada hija, jamás fue escuchado hasta que, en modo de paz envío un caparazón de caguama con frescas y apetitosas ciruelas del monte que se daban en su zona.
El rey Aripa se sorprendió tanto con la delicia de las frutas que en agradecimiento entregó a la princesa que se encontraba cautiva. El conflicto entre las dos tribus terminó y vivieron en paz. Por ello, se afirma que la persona que come ciruelas del Mogote se queda para siempre en Baja California Sur.