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CULTURA

(FOTOS) En busca de la nueva 'Biosfera' en BCS: Tesoro de la humanidad

La Giganta y Guadalupe son sin duda la columna vertebral de Baja California Sur y es que estas cordilleras albergan un importante patrimonio natural, económico y cultural cuya historia se remonta 10 mil años atrás.

Las Sierras Giganta y Guadalupe.Cuatro municipios de BCS se benefician directamente de este paraísoCréditos: Miguel Ángel de la Cueva
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Sin duda uno de los lugares más místicos, interesantes y ricos de nuestro país son Las Sierras: La Giganta y Guadalupe, que han sido el hogar de antiguas civilizaciones así como de innumerables especies que habitan este paraíso.

Se calcula que los primeros pobladores llegaron hace 10 mil años pasando por un largo proceso de adaptación a través del conocimiento, aprovechamiento y modificación de los ecosistemas, asentándose en la zona gracias a la disponibilidad y capacidad del uso de agua dulce. Estos pobladores se encargaron de plasmar una huella imborrable en las cuevas de San Javier, las cuales se calcula tienen aproximadamente 4 mil años y que hoy nos relata como era la vida hace 40 siglos. 

Petrograbados de mantarrayas y cetáceos en deslave volcánico. Crédito: Miguel Ángel de La Cueva

La riqueza cultural de las Sierras ha perdurado y evolucionado con el tiempo, dando paso a los rancheros sudcalifornianos, quienes se dedican a diversas actividades económicas con mucha tradición como la agricultura y la ganadería.

Actualmente existe la propuesta de crear un área natural protegida, que como lo indica la Ley General del Equilibrio Ecológico y la Protección al Ambiente (Legeepa), existen categorías como los parques nacionales, las áreas de protección de flora y fauna y las reservas de la biosfera, entre otras, y en estas destaca las reservas de la biosfera por ser áreas biogeográficas relevantes a nivel nacional, representativas de uno o más ecosistemas no alterados significativamente por la acción del ser humano o que requieran ser preservados y restaurados. (Art. 46 y 48 de la Legeepa). 

Los rancheros fueron los únicos representantes de la sociedad sudcaliforniana del siglo XIX hasta la mitad del XX. Crédito: Miguel Ángel de La Cueva

Si bien la protección En las Sierras La Giganta y Guadalupe, no será solo para proteger sus ecosistemas, sino para promover un desarrollo y preservación de sus habitantes y de sus actividades, logrando fortalecer y diversificar actividades productivas tradicionales a través de la organización comunitaria dedicada a promover el desarrollo local con presencia de organismos públicos y privados que actualmente no existen y que tienen como fin aportar al desarrollo social y conservación.

El estatus de reserva de la biosfera tendría un muy importante beneficio social y económico. Un beneficio muy importante no cuantificado es el efecto positivo de la reserva sobre la captación de aguas subterráneas, que beneficiaría considerablemente las áreas circundantes, en especial a aquellas que se dedican a al agricultura como el Valle de Santo Domingo y a las que tienen como actividad principal el turismo, como la ciudad de Loreto. 

Cerro El Pilón en La Purisima BCS. Crédito: Miguel Ángel de La Cueva

Hay que considerar que la dinámica de la actividad agrícola y turística del estado depende en gran medida de la captación de agua. Es importante mencionar que el estatus de reserva de la biosfera no afectara en términos de costos el desarrollo de estas actividades tan importantes para el Estado, en virtud de que las zonas núcleo estarán localizadas en las partes más altas de las Sierras La Giganta y Guadalupe y representan una porción ínfima de las Sierras (1.5%) en donde no se desarrollan actividades debido a su muy difícil acceso.

La reserva beneficiará también a otros sectores económicos, atrayendo nuevos proyectos productivos impulsados por el apoyo financiero, técnico y de organización de carácter público y de las organizaciones sociales que se concentra en las áreas naturales protegidas. Este efecto, se vería reflejado en el incremento de las fuentes de empleo, ingresos de las familias, demanda de productos y servicios, contribuyendo a elevar el nivel de vida de la población y a la reducción de los niveles de pobreza rural en las Sierras La Giganta y Guadalupe con la apertura a recursos nacionales e internacionales de organismos con fines de desarrollo social y conservación para inversión en proyectos operados por habitantes locales.

Además se garantiza la protección ante amenazas que puedan afectar la vida de las personas que habitan, así como de sus actividades productivas.

El respeto y valor de la identidad cultural son parte de la riqueza de la zona. Crédito: Miguel Ángel de La Cueva

La Reserva de la Biosfera es una herramienta que aporta de manera importante a diversas afectaciones ambientales, económicas y sociales que sus pobladores ya están viviendo, y que permite focalizar la atención a los problemas sociales y ambientales que se presentan, desarrollando por sí mismas actividades para su solución y promoviendo que diversas dependencias públicas, sociales y privadas, implementen una estrategia integral con el mismo objetivo de desarrollo comunitario, manejo y conservación de los recursos naturales.

El marco legal Mexicano permite en diversos niveles, una amplia participación ciudadana o social de conformidad con la Ley General del Equilibrio Ecológico y Protección al Ambiente, a su reglamento en materia de áreas naturales protegidas y a los recientes mecanismos de participación ciudadana en dependencias públicas federales, lo que sustenta que se genere una propuesta oficial para la colaboración en el manejo por parte de sus habitantes, que asegure, sin necesidad de dejarle toda la chamba a la autoridad, que esta reserva de la biosfera impacte de forma positiva en diversos órdenes en la vida de las comunidades rurales de estas Sierras.

El Borrego Cimarrón es tan sólo una de las especies que habitan la zona. Crédito: Miguel Ángel de la Cueva

Así mismo, observamos que este instrumento de conservación en México presenta también una serie de retos, destacan los aspectos financieros que, desde el 2014, ese han reducido en un 35% la inversión de recursos a las áreas naturales protegidas, y actualmente continúa esta tendencia de decrecimiento, lo que afecta no solo los programas de subsidio, sino a un insuficiente personal que opere diversas acciones de manejo que un área protegida requiere de forma constante.

Rancho peninsular, oasis La Purificación, Sierra La Giganta, Baja California Sur. Crédito: Miguel Ángel de la Cueva

Sin embargo, este reto se convierte también en una oportunidad, que primeramente implica propiciar una participación ciudadana de habitantes, productores y propietarios de la reserva en acciones de manejo que vayan desde el diseño hasta una implementación permanente que busquen el desarrollo social con principios de sustentabilidad, lo que promueve un aprovechamiento sustentable con bases comunitarias y una gobernanza adecuada, lo que genera también nuevas oportunidades de financiamiento más allá de recursos públicos.