Si tienes un árbol de limones, pero no sabes muy bien cuando debes podarlo para que siga creciendo, no te preocupes. Te contamos cuáles son las mejores épocas del año para podarlo y maximizar su producción de limones.
Los limoneros son muy populares, por lo que muchas personas que han comenzado sus propios huertos deciden incluirlo como uno de sus primeros árboles frutales. Y es que con el paso del tiempo estos pueden dar limones que pueden darle sabor a tus comidas o hacer un agua fresca.
¿Cuáles son las mejores épocas del año para podarlo y maximizar su producción?
De acuerdo con especialistas en jardinería, la mejor época del año para podar un limón es antes de su fructificación, entre los meses de enero y febrero, o después de recoger los frutos, es decir, entre junio o julio.
Sin embargo, debes tomar algunas consideraciones como no podar un limonero de menos de 3 años y jamás hacerlo en época de heladas.
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El tuco para hacer que tu árbol produzca más limones consiste en podar las primeras flores y frutos que dé el limonero, de esta forma conseguirás que las próximas producciones sean más abundantes y mejores.
También es importante evitar que la copa del árbol se ramifique demasiado, ya que las ramas podrían dificultar la exposición de la luz solar que necesaria para el correcto crecimiento del limonero.
¿Cómo podar un limonero?
Una vez que tu limonero haya cumplido tres años, deberás podarlo una vez al año con el objetivo de que este concentre su savia y energía en sus ramas principales en lugar de desperdiciarlas en demasiadas ramas secundarias.
Para hacerlo de forma adecuada, lo primero que debes hacer es conseguir unas tijeras de poda adecuadas al tamaño del árbol y seguir los siguientes pasos:
- Elige las ramas más gruesas que van a formar la estructura principal del árbol, es decir, necesitas darle forma al árbol
- Quita las ramas que podrían entrecruzarse con otras y darle equilibrio dejando las mismas ramas de un lado y del otro
- Elimina las ramas inferiores porque no van a recibir la luz que necesitan
- Corta las ramas secundarias o las más débiles que no forman parte de la estructura principal o que vayan a entorpecer el crecimiento de las principales
En caso de que se trate de un despunte, procura dejarlos con unos 20 centímetros de longitud. De esta forma mantendrás tu árbol sano y listo para dar frutos.