Cerca de las cinco de la tarde de este 28 de junio, se realizó la primera extracción de uno de los 63 cuerpos de los mineros que perdieron la vida en la mina número 8 de Pasta de Conchos, en el estado de Coahuila, donde se registró un derrumbe en 2006.
La extracción fue realizada por personal militar de la Guardia Nacional. Sorprendentemente, se logró recuperar un cuerpo completo, a pesar de que se esperaba encontrar solo restos, detalló la reportera de Grupo Fórmula, Magda Guardiola, para Fórmula Noticias con Juan Becerra Acosta.
La periodista añadió que este hallazgo en la galería uno de la mina se realizó sin indicios de explosión.
Desde la noche anterior a este día, las viudas de los mineros acamparon frente al complejo minero, ante la posibilidad de que comenzaran las extracciones.
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"Se estima que entre 11 y 13 cuerpos más podrían ser recuperados", aunque esta cifra es incierta y podría variar.
El cuerpo extraído fue trasladado a una área especial para su identificación, un proceso que, según los familiares, podría tomar hasta tres semanas.
A pesar de este avance, las familias y las viudas de los mineros continúan exigiendo a Industrial Minera México que asuma la responsabilidad por lo que denominan un "homicidio industrial".
¿Qué pasó en la mina de Pasta de Conchos?
El 19 de febrero de 2006, la mina 8 de la Unidad Pasta de Conchos en Coahuila sufrió una explosión provocada por la acumulación de gas metano, cuyos efectos fueron exacerbados por las deficientes condiciones de seguridad en la mina, de acuerdo con el Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro Juárez (Centro Prodh).
65 de los 73 obreros que se encontraban trabajando en ese turno quedaron atrapados.
"El lugar tenía reportes de fallas de seguridad desde el año 2000. En la última inspección, realizada el 12 de julio de 2004, se asentaron 43 violaciones directas a la norma de seguridad e higiene y se ordenaron 48 medidas, muchas de ellas de extrema urgencia. Sin embargo, las autoridades omitieron supervisar que se subsanaran las fallas detectadas".
Las labores de rescate quedaron bajo la responsabilidad de Grupo México, la empresa encargada de las condiciones laborales en la mina, propiedad del multimillonario Germán Larrea.
El 4 de abril de 2007, tras recuperar solo dos cuerpos, la compañía tomó la decisión de suspender el rescate, argumentando que continuar con las operaciones pondría en peligro la vida de los rescatistas.
"Las familias y organizaciones acompañantes señalaron que la razón de esta suspensión sería que, de ser rescatados los cuerpos, se evidenciarían las pésimas condiciones de trabajo en la mina y esto acarrearía sanciones penales, económicas e incluso el retiro de las concesiones de la empresa", puntualizó el Centro Prodh.
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