La lengua de suegra es una de las plantas favoritas dentro del hogar, ya que son muy fáciles de cuidar y son perfectas si empiezas en el mundo de la jardinería. Si no has logrado que crezca, te contamos cómo revivir tu lengua de suegra y hacer que tenga hojas grandes y sanas.
Esta planta también llamada lengua de tigre, lengua de vaca, lengua de gato, rabo de tigre y espada de San Jorge es muy utilizada para decorar el hogar, pues es sumamente resistente y ayuda a limpiar el aire.
Se trata de una especie originaria del oeste de África y es ideal para principiantes, ya que sus cuidados con muy sencillos y sus hojas pueden crecer hasta 50 centímetros.
¿Cómo revivir una lengua de suegra?
Aunque es una planta muy resistente, el exceso de agua puede arruinarla. Si te ha pasado, te compartimos cómo revivirla de forma sencilla.
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Lo único que tienes que hacer es ponerla en una maceta que tenga orificios lo suficientemente amplios para facilitar el drenaje de agua y luego quitar la planta de la maceta para añadir un sustrato para cactus junto a uno normal.
Al momento de sacar la planta de la maceta, asegúrate de separa las raíces y quitar las hojas secas, marchitas o en mal estado, así como quitar el exceso de hierba de la raíz para dejarla lo más sana posible.
Una vez que hayas quitado las hojas marchitas, deberás poner la planta en la maceta con el sustrato y cubrirla con otro poco para que quede bien fija en la maceta. De esta forma, el sustrato le ayudará a recuperarse y crecer con hojas más grandes y fuertes.
¿Cada cuánto se debe regar una lengua de suegra?
La lengua de suegra es una de las plantas más resistentes que hay, ya que soporta el calor, el ambiente seco y puede vivir con poca luz por lo que es ideal para interiores.
Esta puedes cultivarse en la sombra, en la semisombra e incluso a pleno rayo de sol, pero lo mejor será ponerla en un lugar bien iluminado y mantenerla a una temperatura mínima de los 16 º C, ya que no tolera el frío.
También es importante regar la lengua de suegra una vez cada 15 días y a lo mucho una vez a la semana durante el verano. Sin embargo, resulta indispensable reducir el riesgo a una vez por mes durante el invierno. Lo más importante es eliminar el exceso de agua que pudiera quedar en la maceta porque eso podría arruinarla.