El rápido avance de la tecnología hizo que un reloj pasara de ser un utensilio de primera necesidad a sólo ser una parte distintiva del atuendo. Pero para que tu joya de oro luzca "como nueva", te decimos cómo limpiarlo.
Y es que incluso limpiar productos de otros metales menos valiosos nos suele causar miedo, cuando se trata del elemento dorado hay muchas personas que prefieren pagar asearlo.
El oro amarillo es el más fácil de conservar en buenas condiciones porque es el que menos se ensucia y casi no se oscurece, de acuerdo con información de la marca de joyas Tous.
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Así debes limpiar un reloj de oro macizo
El reloj de oro macizo, a diferencia del que sólo está chapado, debe limpiarse con tres ingredientes: pasta de dientes con fórmula sin gel, algodón o un trapo limpio y un cuenco de agua, recomienda la empresa española Relojes la Hora.
Una vez que tengas estos ingredientes, ponle a un pedazo de algodón o trapo la pasta y frota suavemente sobre la superficie que quieras limpiar; en el caso de la pulsera, se recomienda empezar del exterior y hacia el interior.
Finalmente quítale la pasta de dientes con el trapo limpio humedecido o con un poco de algodón, cuidando muy bien que no quede nada de pasta de dientes en la joya.
Este es el truco para limpiar un reloj chapado en oro
Pero si tu reloj está chapado en oro, el truco está en limpiar cuidadosamente el baño de oro con pasta de dientes y un poco de algodón; la correa hay que asearla frotando suavemente un cepillo de dientes con agua y jabón, mientras que a las ranuras hay que pasarles un algodón húmedo. Se debe usar un trapo húmedo para limpiar los residuos de jabón.
En caso de que tu minutero tenga poca resistencia al agua, usa muy poco líquido y no lo frotes con fuerza, pues se pueden dañar los elementos.
Recuerda que si quieres una limpieza profunda, lo mejor es llevarlo a un lugar especializado para que le saquen el mayor brillo y provecho.
En caso de que no quieras limpiar un reloj, sino una joya de oro amarillo, debes sumergir la pieza durante 15 minutos en agua con lavavajillas y, para las manchas que le hayan quedado, hay que frotarla con un cepillo de dientes que tenga las cerdas suaves; finalmente debes enjuagarla con agua caliente y secarla con un trapo.