Así está la cosa, mexicano que se respeta si o si ha sido golpeado por una fruta en las posadas. O si a la hora de intentar agarrar algo de la piñata solo conseguiste una mandarina aplastada o una jícama a medio romper, seguro te preguntarás ¿por qué se rellenan de frutas y no de dulces?
Lo primero que debes saber es que las posadas y las piñatas son muy populares en la cultura mexicana y como ya se acercan esas fechas decembrinas, aquí te dejamos la razón por la que acostumbramos incluirlas.
¿Cuál es el origen de las piñatas?
Tal vez algunos piensen que porque sale más económico que comprar dulces o por un tema de salud, pero la realidad es que tiene un significado aún más profundo ¿te lo imaginas?
Según diversas fuentes, esta tradición nace en Acolman, Estado de México. Cuando los frailes agustinos de esa zona recibieron una autorización ‘especial’ del mismísimo Papa Sixto V, para celebrar las en ese entonces ‘misas de aguinaldo’ que son lo que ahora conocemos como posadas. Y fueron los frailes quienes introdujeron la piñata como símbolo de recompensas y bendiciones.
Claro que en aquellos tiempos no se contaba con la variedad de dulces que conocemos hoy en día y por ello se rellenaban en la mayoría de las ocasiones con frutas como tejocotes, jícama, guayaba, limas, mandarinas, cañas y cacahuates.
Además, la piñata originalmente era de barro y estaba forrada de papel china, hoy por hoy ya las hay de diversos materiales, pero lo que no puede faltar por nada del mundo son los 7 picos en representación de los 7 pecados capitales que son: la soberbia, la avaricia, la lujuria, la ira, la gula, la envidia y la pereza.
Y llevar los ojos vendados no solo es para que el que le pegue a la piñata no haga trampa o la rompa fácilmente, sino que es una representación de que la fe es ciega.
Así que ya lo sabes, claro que las frutas si tienen grandes beneficios como vitaminas, minerales y demás, pero la razón por lo que se rellenan con ellas es más por un tema simbólico. La próxima vez que tengas las manos pegajosas por agarrar una caña ‘mallugada’ o te caiga un tejocote en la cabeza, recuerda que son recompensas y bendiciones que están cayendo del cielo.